J
¡Hola a tod@s!
Ayer estaba removiendo fotos antiguas cuando de repente me topé con unas fotos de cuando fui de viaje de fin de carrera a Istanbul.
Todavía lo recuerdo como si fuera ayer mismo, así que os lo cuento un poco, que seguro que a más de uno le gustará...
Las fotos vendrán luego de la explicación, jejejejejeje
Lo cierto es que fui hacia allí sabiendo que debía hacer una escapada, dejar a las compañeras de clase e irme solito a buscar la fábrica de platos.
Me habían pasado la dirección de la fábrica y un teléfono, así que en cuantro llegué allí me dispuse a llamarles para decirles qu este españolito se iba para allá a verles.
Primer problema: no hablaban inglés...
Afortunadamente ese día habíamos pillado un guía que nos enseñaba los secretos de algunas mezquitas y museos, así que le cogí por banda (los
turcos son la gente más amable que he visto en mi vida) y llamamos otra vez a la fábrica, esta vez hablando él en turco.
Segundo problema: ese teléfono ya no era el de la fábrica...
:roll:
Abusando de la confianza del guía llamamos al teléfono de información telefónica turco, donde nos dieron otra dirección y otro número. Llamamos de nuevo y...
Tercer problema: tampoco era esa la dirección ni el teléfono. Por lo visto la peña de Istanbul cambian de fábrica más que Dinio de pareja, pero afotunadamente el teléfono al que llamaron nos facilitaron una (supuesta) nueva dirección de la fábrica de Istanbul.
Eso sí, sin teléfono de contacto.
:roll:
Ahora el dilema era el siguiente: me habían dado 2 teléfonos y 3 direcciones distintas para la msima fábrica. Nadie me aseguraba que la que me habían dado era la definitiva... ¿Y ahora qué hacía?
Ni corto ni perezoso, pensé: Jordi, amb dos collons... así que me despedí de mis compañeras y le pregunté al guía que me ayudase por última vez para decirme cómo caray llegar hasta esa dirección.
Evidentemente Istanbul, al ser una ciudad de 12 millones de habitantes (o sea, un tercio de la suma de todos los españolitos) no es pequeñita, que digamos.. así que el pobre hombre sólo me dijo que lo más fácil era pillarme un taxi que me acercara a la estación de tren interno (sí, amiguetes, eso es tan grande que tienen una especie de tren de cercanías que hace las funciones del metro de aquí, aunque ellos sólo lo usan para comunicar el centro con la periferia, que pueden estar tranquilamente a 15 Km...).
Agarré el taxi, entendiéndome simplemente con el papel de la dirección escrito en turco por el guía (igual allí poní "Mohamed, soy Mustafá... llévate a este primo al callejón de siempre y le damos el palo") y el taxi empezó a irse lejos, lejos, lejo... por más que miraba al horizonte esa ciudad no tenía fin por ninguno de los cuatro puntos cardinales...
FIN DE LA PRIMERA PARTE
Ayer estaba removiendo fotos antiguas cuando de repente me topé con unas fotos de cuando fui de viaje de fin de carrera a Istanbul.
Todavía lo recuerdo como si fuera ayer mismo, así que os lo cuento un poco, que seguro que a más de uno le gustará...
Las fotos vendrán luego de la explicación, jejejejejeje
Lo cierto es que fui hacia allí sabiendo que debía hacer una escapada, dejar a las compañeras de clase e irme solito a buscar la fábrica de platos.
Me habían pasado la dirección de la fábrica y un teléfono, así que en cuantro llegué allí me dispuse a llamarles para decirles qu este españolito se iba para allá a verles.
Primer problema: no hablaban inglés...
Afortunadamente ese día habíamos pillado un guía que nos enseñaba los secretos de algunas mezquitas y museos, así que le cogí por banda (los
turcos son la gente más amable que he visto en mi vida) y llamamos otra vez a la fábrica, esta vez hablando él en turco.
Segundo problema: ese teléfono ya no era el de la fábrica...
:roll:
Abusando de la confianza del guía llamamos al teléfono de información telefónica turco, donde nos dieron otra dirección y otro número. Llamamos de nuevo y...
Tercer problema: tampoco era esa la dirección ni el teléfono. Por lo visto la peña de Istanbul cambian de fábrica más que Dinio de pareja, pero afotunadamente el teléfono al que llamaron nos facilitaron una (supuesta) nueva dirección de la fábrica de Istanbul.
Eso sí, sin teléfono de contacto.
:roll:
Ahora el dilema era el siguiente: me habían dado 2 teléfonos y 3 direcciones distintas para la msima fábrica. Nadie me aseguraba que la que me habían dado era la definitiva... ¿Y ahora qué hacía?
Ni corto ni perezoso, pensé: Jordi, amb dos collons... así que me despedí de mis compañeras y le pregunté al guía que me ayudase por última vez para decirme cómo caray llegar hasta esa dirección.
Evidentemente Istanbul, al ser una ciudad de 12 millones de habitantes (o sea, un tercio de la suma de todos los españolitos) no es pequeñita, que digamos.. así que el pobre hombre sólo me dijo que lo más fácil era pillarme un taxi que me acercara a la estación de tren interno (sí, amiguetes, eso es tan grande que tienen una especie de tren de cercanías que hace las funciones del metro de aquí, aunque ellos sólo lo usan para comunicar el centro con la periferia, que pueden estar tranquilamente a 15 Km...).
Agarré el taxi, entendiéndome simplemente con el papel de la dirección escrito en turco por el guía (igual allí poní "Mohamed, soy Mustafá... llévate a este primo al callejón de siempre y le damos el palo") y el taxi empezó a irse lejos, lejos, lejo... por más que miraba al horizonte esa ciudad no tenía fin por ninguno de los cuatro puntos cardinales...
FIN DE LA PRIMERA PARTE