Pues al chaval no le falta algo de razón, aunque coincido con Virfirjans en que hace de "su" verdad, "la" verdad.
A mí me la trae al pairo cómo toque Weckl, Colaiutta, Bruford o Nisupu. Lo que sí es cierto es que hay gente que escuda su falta de técnica (¡andaaaa, como yooo :silbando:!) en falta de groove o de musicalidad. "No, es que yo toco para la canción". Ya.
Por contra hay "virtuosos" de cualquier instrumento que son eso, virtuosos. Me recuerda a una tal Hiromi, pianista de jazz a la que le falta una toma USB para las actualizaciones de programación o a Rachelle Ferrell, que tras una sesión de gorgoritos resulta más pesada que un Airbús de mármol
Pero, menos mal, hay gente que tiene una técnica del copón y la emplea para ser musical. Y ahí es donde ¡¡ CAGÓN TO LO QUE SE MUEVE, NO TE VUELVAS A METER CON CHICK COREA !!
El jazz, el buen jazz, significa poder sacar el sentimiento, dejar que fluya, tocar, pero sin tener que pensar en cómo. Y eso significa miles de horas de estudios coñazo. ¿Os imagináis a Al di Meola teniendo que pensar cómo se pone el dedico en la cuerda cada vez que la vena le pide un sonido?.
Así que sí, hay gente virtuosa que brilla en casi todo lo que toca, hay virtuosos cansinos y hay gente que son unos mantas, pero se escudan en que son musicales. Y finalmente hay un tipo de gente cojonuda, de los de invitarlos a birras porque sí, que son los que, como yo, tocan de puta pena y además lo reconocen.
Ah, no puedo evitarlo. Vamos a darle la vuelta a la tortilla. Amos a ver a un batería de esos de doble bombo a mansalva, haciendo música (con dos co...) y a un guitarra que sabe hacer música, haciendo el capullo. Con ustedeeeeeesss.... Mike Portnoy y Paul Gilbert: