Voy a contaros un cuento para no dormir, niños y niñas, el cuento se titula 'Los "Ah, no me acuerdo"', y seguro que os sonará la historia.....
Érase una vez, en una oficina a la hora del café, cuando varios de los trabajadores se juntaban y comentaban la jugada. Esto era a finales del 2006, cuando la fiesta parecía no tener fin, y España se permitía el lujo de chulear a Francia y a Alemania, dando por sentado que habíamos superado económicamente a Italia, con su todopoderoso poderío industrial y su histórica cultura internacional...
Pues bien, en esa oficina trabajaba mi hermano, y en aquella ocasión se comentaba un tema ya bastante común por todas partes. Resumiendo, que cómo suben los pisos y que es imposible que bajen, y que hoy en día puedes hacer todo tipo de hipotecas que te "solucionan" tu caso: a 40 años, a 50, pagando en yenes, incluyendo el coche, los muebles y el viaje de novios a Tahití, con seguros por si te quedas en paro, por si "no te va bien pagar este mes", etc. etc... Con esa alegría y ese salero tan spanish...
Curiosamente, esa empresa tiene unos cuantos clientes enormes, lo que se denomina "grandes cuentas", por ejemplo, esa empresa se ocupaba de que a las fábricas de Audi en Ingolstad (Alemania) no les faltaran piezas y no tuvieran que parar las cadenas de montaje...
Pues bien, una chica se había casado recientemente, y también recientemente había hecho más cosas, por ejemplo, dejarse ir y engordar unos 300 kilos (o 400), por ejemplo, incluir un BMW en la hipoteca de su piso. Hay que tener en cuenta que en ese momento -y todavía hoy- se ven muchos, muchísimos Audi's, BMW's y Mercedes por la calle, como si esto fuera el puto Dubai... Nuestra muchacha estaba "buscando un niño", es decir intentando quedarse embarazada, puesto que un par de churumbeles es lo único que le faltaba en ese cuadro ideal que se habían montado ella y su maridito.
Mi hermano, interesado en los coches, le pidió detalles sobre el BMW. Como si un resorte de su cerebro se hubiera activado, de repente la chica comenzó a lanzar datos, denominaciones y detalles de todo tipo acerca del pedazo de vehículo que había comprado no su dinero, sino su supuesta solvencia ante el banco.
Era increible. Sabía más sobre su BMW que los propios ingenieros. De hecho, podías preguntarle también sobre los muebles de su flamante piso nuevo. Se sabía todo el catálogo. ¿Y sobre moda y marcas de ropa? Buff, lo que quieras... Y sobre restaurantes, y sobre vino, y sobre viajes a Cancún...
Eso mismo pasaba con un montón de gente en la España de los años 2000 a 2007: esto parecía el puto Renacimiento. De pronto, no eras nadie sin piso o sin vacaciones a las Maldivas. Era imposible no adquirir un televisor plano de 500 pulgadas cúbicas y sonido ultra-sensorround-mega-plaxton-home-cinema-tumadre...
Ya veréis qué rápido se va a acabar este cuento.
Mi hermano le hizo una pregunta bien sencilla a aquella chica que estaba tan contenta y segura de sí misma. - ¿Cuáles son las condiciones de tu hipoteca?
La respuesta fue rápida:
- Uy, las mejores -con aspaviento de mano incluido- Es que mi marido tiene mucha confianza con el del banco tal y cual...
Mi hermano siguió indagando:
- No, si me refiero que a qué interés exacto la tenéis, cuánto os sube a partir del segundo año, cuáles son las penalizaciones por pronto pago o las comisiones, o cuáles son las condiciones concretas si hay algún problema con el pago...
La mujer lo miró con una expresión de extrañeza en el rostro, como si le hubieran preguntado por la vida en Júpiter. Hizo un nuevo aspaviento, y soltó con renovada confianza en su discurso triunfal:
- Ah, de eso no me acuerdo. Ya sabes, eso es muy complicado, está en los papeles, ni los hemos leído. Pero oyes, nos lo han dejado de puta madre, eso seguro...
Ante el perplejo silencio de mi hermano, pensó que debía ampliar su respuesta:
- Uy, y aún nos daban dos millones de pelas más para reformas -levantamiento de ambas manos con caída sobre las rodillas- Quita quita, vete tú a sabé cuánto habría subío cada mes, jujuju...
Ah, no me acuerdo. Es la denominación de toda una raza, una especie de ciudadano español capaz de memorizar marcas de vino, precios de vacaciones en Costa Rica según la época y el número de días y varios catálogos de Audi, BMW e Ikea del derecho y del revés, pero que sin embargo es incapaz de entender o simplemente interesarse por comprender una pequeña parte, del contrato y condiciones del mayor gasto de su vida, es decir, su HIPOTECA, que pagará durante 45 años con un interés altísimo a partir no del año 27, sino del segundo año, con un coche incluido que se estropeará o dejará de ser fashion al octavo año -pero que seguirá pagando hasta el año 45-.
Los "Ah, no me acuerdo" creyeron que esto era un gran parvulario donde satisfacer sus caprichos de nuevo rico. El único problema es que no eran ricos. El otro gran problema es que no hay un gobernante o un banquero rico y malvado que, frotándose las manos y riendo "jejeje" les obligara a firmar un contrato de 40 años, sino que ellos solitos y con la única ayuda de su ignorancia y su nulo interés por su propia seguridad, se lanzaron a especular sobre unos pisos que seguirían subiendo de precio hasta el infinito.
La chica -supongo que ya una madre- probablemente fue despedida de esa empresa, ya que las grandes cuentas trabajan bajo mínimos en España, y esta empresa no encuentra clientes sencillamente porque aquí no los hay.
En Ingolstad, Alemania, siguen fabricando coches de lujo, y muchas más cosas a lo largo y ancho del país. En España, no fabricamos absolutamente nada y no tenemos nada que vender, y tenemos los sueldos igual de caros que en Alemania, donde les ha bajado un poquito la economía.
Yo recomendaría a los nenes salva-pobres y revolucionarios que estudiaran ingeniería o se esforzaran en crear alguna cosa para vender, producto o servicio, y así habría menos paro, menos pobres, menos especuladores y menos imbéciles que no saben escribir pero que dan lecciones a los demás sobre cómo debe ser el mundo...