En mi opinión personal, con el poco tiempo del que dispongo y a mis 45 años, prefiero gastar mi tiempo escuchando a mi baterista favorito que a sus haters.
Sé que el sensacionalismo y el morbo son muy poderosos en la sociedad actual y me da que las nuevas generaciones, que han crecido mamándolo en la tele y en las redes, lo llevan incrustado en el ADN, pero si lo piensas detenidamente verás que no tiene ningún sentido.