¿Estoy siendo demasiado breve? 3/3
La semana pasada, la prima de riesgo italiana empezó a aumentar hasta niveles insostenibles. Italia debe el 120% de su PIB y el Gobierno de Berlusconi el Putero no ha hecho nada para detener esa tendencia. Los mercados dijeron basta y ahora no hay quien pare el desastre. Al borde del abismo, a punto de tener que pedir un rescate y provocar una catástrofe por toda Europa, finalmente los italianos ceden y aprueban un paquete de medidas drásticas. Alemania y el resto respiran tranquilos, y unas horas más tarde la prima de riesgo empieza a bajar, las cosas parecen haberse calmado.
Entonces aparece de nuevo el inútil de Berlusconi, para quien todo es una especie de gran broma cósmica, y declara que bueno, que tampoco hay tanta prisa y que seguramente todas estas medidas, pues, en fin, que ya iremos viendo y tal y tal... Minutos después, la deuda pública italiana alcanza límites nunca vistos y Alemania ordena (sí, no os equivoquéis, esto son órdenes directas de la cancillería alemana) que Berlusconi dimita, y que lo haga ya.
Como podéis ver, Alemania tiene motivos más que suficientes para no fiarse de nadie y negarse a la creación de los eurobonos.
Volviendo al discurso del amigo Koo, a mí no se me ocurrirá discutirle nada a este señor, pero uno tiene la sensación de que Japón queda realmente lejos de todo esto y que por mucho que este hombre sepa diferenciar España de Alemania, hay cosas que no acaba de entender en su detalle. No es que no tenga razón en lo que dice. Alemania va a tener que poner dinero y garantías sobre la mesa para cubrir el culo a sus socios, sí, pero antes deben quedar claras y arregladas muchas cosas.
Mismo problema con los bancos. Richard Koo nos dice que hay que ayudarles y facilitarles que se quiten sus deudas y activos tóxicos. De acuerdo. Pero antes debemos conocer cuáles son esos activos tóxicos y exactamente cuánto se debe. Los bancos están escondiendo sus deudas y sus activos tóxicos.
Por otro lado, ¿hay que ayudarles a todos? Yo diría que no. Hay que dejar caer a algunos. Lo han hecho rematadamente mal, y deben pagar por ello. Y el resto deberán acabar devolviendo todo lo que se les preste más los intereses.
Lo que no puede ser es el juego peligrosísimo de hacer creer a esos bancos que jamás se les va a dejar caer, que siguen teniendo barra libre y que pase lo que pase se les cubrirán las pérdidas. Es el equivalente a cubrir eternamente el culo a los países que lo han hecho mal.
Diversos economías de tendencias e ideas distintas están de acuerdo en que todo este drama galáctico es culpa de todos. De todos quiere decir de todos. A todo el mundo le gusta ir a mejor. En economía, ir a mejor es crecer. Y se ha crecido a base de endeudarse y de creer que el modelo jamás se acabaría, que si todo iba bien seguiría habiendo prosperidad. Se vendían pisos, coches y vacaciones, se regalaban visas oro y se compraban relojes y ropa de marca. La idea siempre fue que si la máquina funcionaba, ella sola se iría alimentando. El consumo significaba demanda. La demanda significaba trabajo. El trabajo significaba impuestos y ventas. Más ventas y más impuestos significaba crecer más. La fiesta no acabaría nunca. Hasta que todo el mundo se pasó de su límite.
Podemos acusar a los norteamericanos y sus activos tóxicos especulativos de alto riesgo, pero el párrafo anterior describe bastante bien la actitud europea, y particularmente, la española. Se ha crecido a base de un endeudamiento excesivo, y ahora toca pagar las deudas... o impagarlas y apechugar con las consecuencias, como en Grecia.
Así que la opinión de Richard Koo seguramente es acertada, pero requiere de unos pasos previos. Y algunos de ellos son muy delicados. Tanto, que los gobernantes que los apliquen deben saber que esas medidas serán muy impopulares y que probablemente acaben con su carrera política. Por eso hay que ser valientes y admitir lo que se tiene delante desde el principio.
El primer rescate de Grecia se hizo porque se creyó que tenía problemas de liquidez, cuando en realidad tenía problemas de solvencia. Si una empresa está pendiente de que uno o varios clientes le paguen por sus productos o sus servicios, posiblemente se quede sin liquidez, es decir, sin dinero para funcionar en su día a día. Por eso puede acudir a un banco, firmar una póliza de crédito que le permita coger dinero prestado durante esos períodos, hasta que los clientes le paguen y todo vaya bien. Eso es un problema de liquidez, algo momentáneo que sucede constantemente. En cambio, un problema de solvencia se da cuando una empresa -o una entidad o un Gobierno- no ingresa ni ingresará suficiente para funcionar o para mantenerse en pie. Eso es lo que pasó con Grecia. Grecia no iba a ingresar para cubrir ni su funcionamiento, así que evidentemente tampoco iba a poder pagar ningún préstamo. Por eso la semana pasada cayó su Gobierno y por eso se la ha vuelto a rescatar y posiblemente salga del euro o incluso de la UE y se convierta en un país catastrófico.
Si en un primer momento se hubieran impuesto condiciones duras o se hubiera denegado el primer préstamo, las cosas habrían ido de otra manera, también para los griegos.
Si aplicamos esto para todo lo que ha sucedido (que Irlanda dejara caer alguno de sus bancos, que España paralizara sus enloquecidos gastos públicos, que Italia hubiera frenado el malgasto y la corrupción, que Alemania hubiera exigido transparencia a sus bancos, etc.), ahora posiblemente no estaríamos al borde del precipicio, y habría dinero y voluntad política para establecer una política económica europea común, unos eurobonos que cubrieran cualquier duda de los mercados, un ahorro público y unos paquetes de estímulo económico racionales y bien dirigidos hacia la procuctividad. Sin embargo, todo esto es ciencia-ficción.
Al final del artículo sobre Richard Koo, el capo de Nomura explica que China lo ha tenido muy bien por el hecho de ser una dictadura y tener buenos gestores. Yo añadiría dos cositas: China viene de la miseria más absoluta y lo tiene todo por hacer, además de haber tenido tiempo para observar todo lo que nos ha sucedido a los demás. La segunda cosa que añadiría es que prefiero mi caos económico europeo que la prosperidad dictatorial china, que aún está por ver cómo acaba...
No sé, yo es que estoy absolutamente en contra del euro y de la UE tal como los conocemos, pero esta es otra historia. También tengo mis propias teorías sobre por qué estamos como estamos, que son complementarias de todo lo que os he puesto, pero son un poco marcianas. Mi bola de cristal particular también tiene bastante claro cuándo y cómo saldremos de ésta, pero no soy futurólogo y sería ridículo decir cosas que ni siquiera un crack como el japo este se atrevería a decir.
Espero haber explicado más o menos decentemente lo que ha ocurrido siguiendo el hilo de los comentarios del señor Richard Koo, quien demuestra saber muy bien en qué mundo vive y las lecciones que se pueden extraer de lo que le pasó a su país. En todo caso, seguramente tenemos para unos 20-30 años de precariedad y estancamiento económicos.
P.D.: para quejas, dirigirse a la Embajada de Alemania, o a la de Grecia...