¡Hola amigas/os!
Ya llevo unas semanas por aquí y en principio pinta bien… Me muevo entre Pune (en el estado de Maharashtra, a 160km de Mumbai – antiguamente Bombay) y Delhi, la capital; creo que me tocará ir a Mumbai dentro de poco. De momento el trabajo requiere bastante tiempo y algo de jaleo, etc. Casi como todos los comienzos. En Delhi solemos andar por “pueblos” (si se les puede llamar así) que son la leche: uno se llama “Faridabad” y es bien cutre. Recuerda (ya lo dice el nombre) al mundo árabe y musulmán, incluso los rasgos de la gente se asemejan. Allí es donde vi monos en la calle por primera vez...
No me disgusta esto. Tiene cosas muy cutres, pero no es ni mejor ni peor que China, creo yo. Buena gente que ayuda en lo que puede. No son tan guarros como los chinos, ni tan curiosos, al menos no aquí en Pune. ¿Miseria? Bueno, como en todos estos países. Hay gente que está en la calle debajo de un árbol comiendo, toda la familia. Creo que comen, no es tercermundista. En el camino a la fábrica de Volkswagen se ve de todo. Fue muy bonito y curioso ver todo aquello. No son ni aldeas, más bien campo abierto, y paisaje bonito. Por las carreteras va la gente andando. Críos descalzos que van o vuelven del colegio. Mujeres, con los saris tan coloridos, que van a la ciudad andando, etc. De vez en cuando una casa o chabola, y en la entrada dos viejos sentados sin hacer nada.
De repente un descampado con tiendas de campaña en las que vive la gente que trabaja el campo. Y ahí curran todo el día. Las mujeres llevando la carga en la cabeza, y currando más que los hombres. Siembran de todo, por eso pienso que comen, porque podrían robarlo de cualquier terreno... Aunque también he leído hoy en la prensa india que India es el país con el mayor índice de hambruna, más que en el África subsahariana. Desde luego puedo afirmar que esa gente no se encuentra en los lugares en los que he estado yo. Aquí nadie tiene aspecto de pasar hambre o de malnutrición. La gente y los críos que piden por las calles van sucios, pero no tienen pinta de pasar hambre. Incluso le dan un golpe a la luna del coche si ven que al final el semáforo se pone en verde y no les has dado nada. Les das un caramelo y te lo tiran al suelo. Sólo quieren dinero, aunque lo que te dicen es que tienen hambre...
Para no aburriros con lo que es mi trabajo os diré que todo va bien; el VW Polo se venderá por estas tierras y ya está. ¿La fabricación del coche? Como en todos los sitios, hay cosas que van bien y cosas que no.
Desgraciadamente, el hecho de andar tan liado con el trabajo, no me ha permitido dedicarle demasiado tiempo a lo que más me entusiasma: la “jodida” música. Apenas he tenido tiempo de ver instrumentos; ni tablas, ni un solo sitar, ni ná de ná. He quedado con Pierluca Pineroli (por si no lo conoceís, deciros que toca la percusión en el disco “Indialucía”, y vive aquí en Pune), y seguro que él sabrá ponerme al día de muchas cosas.
Sí hubo una cosa que no dejé que se me escapara: un concierto de Ravi Shankar con su hija Anoushka Shankar en Delhi. Lo vi en el periódico y enseguida me puse a indagar para ver cómo llegar al sitio, qué se necesitaba, etc. Al final fue un “evento histórico”, ya que pocas veces han actuado juntos. Al aire libre, con mucha seguridad, pero bien bonito. Creo que todo el mundo que venga a la India debería asistir a un concierto de tabla y sitar. Yo lo hice y quedé encantado al ver a estos artistas; también estuvo el tablista Tanmoy Bose.
Y hasta aquí os cuento de momento.
Ya sabéis: si tenéis alguna pregunta o duda... ¡adelante!
¡Namaste!