El domingo, aprovechando que estaba en Madrid asandome de calor, no como aquí en Bruselas que otra vez está lloviendo, me fui a la feria del libro con mis hijas entre otras muchas cosas para que Arturo Pérez Reverte me firmase un par de libros.
Y he de decir que, sin ánimo de crear una polémica sobre me gusta o no o me parece un gilipollas o un santo, que el tio se portó como un caballero.
Su firma era de 11:30 a 14:00 y de 18:00 a 20:00.
Pues bien, había tanta cola que a las 16:15 firmó los tres últimos libros del turno de la mañana. Los míos.
Y el mismo dijo que no se iría a comer hasta que todos los que esperaban el turno de la mañana hubieran terminado. Y por la tarde lo mismo. No se marchó hasta que terminó con todos, mas tarde de lo previsto.
Y fué un derroche de amabilidad, cortesía y modales. En definitiva, todo un caballero.
Agradecido.
Y he de decir que, sin ánimo de crear una polémica sobre me gusta o no o me parece un gilipollas o un santo, que el tio se portó como un caballero.
Su firma era de 11:30 a 14:00 y de 18:00 a 20:00.
Pues bien, había tanta cola que a las 16:15 firmó los tres últimos libros del turno de la mañana. Los míos.
Y el mismo dijo que no se iría a comer hasta que todos los que esperaban el turno de la mañana hubieran terminado. Y por la tarde lo mismo. No se marchó hasta que terminó con todos, mas tarde de lo previsto.
Y fué un derroche de amabilidad, cortesía y modales. En definitiva, todo un caballero.
Agradecido.