"A nuestra juventud le gusta el lujo, está maleducada, se burla de los superiores y no respeta en absoluto a los ancianos. Nuestros hijos de hoy se han convertido en tiranos, no se ponen en pie cuando llega una persona de edad, contradicen a sus padres; hablando en plata: son muy malos"
"He perdido toda esperanza en cuanto al futuro de nuestro país si la juventud de hoy empuña mañana las riendas del poder, pues esta juventud es insoportable, impulsiva, simplemente horrible"
"El mundo en que vivimos ha alcanzado una fase crítica. Los hijos no obedecen ya a sus padres. Por lo visto, el fin del mundo no está ya muy lejos"
"Ésta juventud está podrida hasta el fondo de su alma. Los jóvenes son pérfidos y negligentes. Nunca se parecerán a los jóvenes de otros tiempos. La joven generación de hoy día no sabrá conservar nuestra cultura"
La primera opinión pertenece a Sócrates, filósofo griego que vivió del 470 al 399 antes de nuestra era (a.n.e.); la segunda es de Hesíodo, poeta griego que vivió hacia el año 720 a.n.e. Pero no son ellos el origen de este pensamiento: el autor de la tercera opinión es un sacerdote egipcio que vivió hace más de 2.000 años a.n.e. y, por último, la cuarta y profética acusación se halló en una vasija de barro encontrada en las ruinas de Babilonia: la vasija en cuestión data de hace más de 3.000 años antes de nuestra era.