A mí me parece una gilipollez como una catedral, pero por si queréis "datos" sobre el origen de esta superstición:
(Corta y pega, claro)
La mala suerte asociada a este día se remonta a los griegos y al Dios Marte. Sin embargo, también viene de la mitología nórdica (celtas, druidas, normandos, vikingos) en la era precristiana. Se cuenta que a un banquete en el Valhalla fueron invitados doce dioses. Loki, el espíritu de la pelea y el mal, llegó sin invitación con lo cual el número de los presentes llegó a 13. En la lucha que se produjo para expulsar a Loki, Balder, el favorito de las deidades, encontró la muerte.
Esta fue una de las primeras referencias escritas sobre el “infortunio” relacionado con el trece. Desde Escandinavia, la superstición se difundió a través de Europa, hacia el sur y al comenzar la era cristiana ya estaba establecida en los países mediterráneos. Entonces, se dice que esta creencia fue reforzada con el episodio de la Última Cena. Y desde ese momento, invitar a trece personas a una cena significa buscar un desastre, lo que se cree hasta el día de hoy.
¡Imagínate!, en 1978 la revista británica “Gentlemen’s Magazine” cito una estadística según la cual, como promedio, una de cada trece personas reunidas en una habitación moriría antes de un año.
Y si se le quiere seguir buscando la “quinta pata al gato”, hay muchos que toman en cuenta que las experiencias vitales del ser humano son 12, por lo cual una más, es decir, trece, significaría una anormalidad abominable.
¿Cuáles son estas experiencias vitales?… El yo, la posesión, la comunicación, el instinto, la creación, el servicio, la unión en pareja o en alianza; la sexualidad profunda, la trascendencia, espiritualidad o religiosidad; el poder; la proyección o los sueños y el dolor o la soledad.
Además, y de acuerdo a la astrología, doce son las casas del universo astrológico, por lo cual una más rompe el modelo.
Algunas supersticiones…
Esto de considerar al día martes y el número trece como fatídicos, ha dado lugar a refranes y superticiones:
- “El martes, ni te cases ni te embarques”. Este refrán es muy conocido y hace alusión a no tomar decisiones significativas ese día, porque pueden haber desgracias.
Otros refranes:
“El martes ni gallina eches, ni hija cases”.
“El marte ni hijo cases, ni cochino mates”.
“En martes ni tela urdas, ni hija cases, ni las lleves a confesar porque no dirán la verdad”.
“El martes ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tejas”.
Y las supersticiones…
- No tener trece invitados en la casa.
- No cortarse las uñas o el pelo durante ese día, porque trae mala suerte.
- Muchos hoteles en el mundo no identifican el piso 13 y se saltan al catorce.
- En la mayoría de los autódromos de Europa, los pits o talleres donde los autos tanquean y cambian de llantas, están numerados pero saltan del doce al catorce.
- Las aerolíneas evitan este número en sus asientos.
- Antes, muchos artistas tenían en sus contratos una cláusula por la que no actuaban el 13 del mes
¿De dónde viene lo del Martes y 13?
Autor redacción
¿De dónde viene la maldición del Martes y 13?, ¿es un caso real o son sospechas infundadas? Todo comenzó en 1300. ¿O
antes?
Hoy es martes 13, un día de mal agüero para los supersticiosos en la tradición latina. Las raíces de esta creencia se pierden
en el tiempo, sin embargo hay quienes se dejan llevar por ella de manera obsesiva sin conocer su verdadero origen.
Una superstición, la relacionada con el 13, que ha llegado a adquirir el nombre científico de “triscaidecafobia”, proveniente
de la palabra griega “triscaideca”, que significa trece, y de “phobos”, miedo.
Varias son las teorías que se conocen acerca de la extensión de esta superstición sobre la supuesta mala suerte del 13. La
primera habla de la propagación desde Escandinavia hacia el sur por Europa y, posteriormente, a América por los
conquistadores españoles. La segunda, cuenta que surgió con la eliminación de la Orden de los Templarios, el 13 de
octubre de 1307, y la tercera, que se expandió de Estados Unidos a principios del siglo XX.
Una de las primeras referencias que se han encontrado con respecto al 13 y su mal augurio se encuentra en la mitología
nórdica en la era precristiana, señala el historiador Donald Dossey en su obra Holiday folklore, phobias and fun. Ésta narra
la historia de un banquete en el Valhalla (el paraíso al que van los guerreros que mueren en combate) y al que fueron
convocados 12 dioses. Loki, el espíritu de la pelea y el mal, llegó sin invitación, por lo que el número de presentes fue 13.
En la lucha por expulsar a Loki, Balder, el favorito de las deidades, falleció.
En la fe cristiana, por su parte, la principal influencia se sustenta en que en la última cena de Jesucristo asistieron en
total 13 personas: Jesús y sus 12 apóstoles, incluido Judas Iscariote, que más tarde le traicionó.
Tradición
Algunas tradiciones como la Cábala, el tarot, las del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia o las creencias mayas y
babilónicas, siempre han tenido presente el número trece en sus ritos y costumbres de una manera muy especial.
En la religión judía el número 13 es considerado como una cifra muy positiva: el año bisiesto hebreo se compone de 13
meses, Jacob en hebreo se escribe con 13 letras o 13 fueron los cuernos usados en los templos hebreos para llamar a
la comunidad. El año pasado, el 13 de septiembre coincidió con el comienzo del Año Nuevo judío 5768 (Rosh Hashaná)
y el mes sagrado de Ramadán del año 1428 de la Hégira, cuyos calendarios son distintos: el islámico es lunar y el
hebreo, lunisolar.
En matemáticas, para el gran teórico sobre la proporción áurea Fibonacci, el 13 es un número de su serie áurea. Y por
el contrario, los herméticos de la escuela de Pitágoras no consideraron el 13 como un buen número sino como “la falta
de mezcla, por la simplicidad de lo inefable”.
La cuestión sobre el martes 13 o el viernes 13 está determinada por la tradición. Así, la anglosajona se aferra al viernes y
la latina al martes, aunque existen supersticiosos que consideran ambas fechas nefastas.
Duodécimo a
Las supersticiones con respecto al 13 no tienen límite. Desde las viviendas, en las que se omite el 13 en los portales
(como en Florencia) o pisos y ascensores de edificios y hoteles, en los que se ha creado el piso duodécimo A. También
el 13 falta en los asientos de los aviones y en las puertas de embarque de los aeropuertos.
En los circuitos europeos de Fórmula Uno no hay pits o boxes con el número 13, se pasa del 12 al 14. Y las
competiciones no se celebran el día 13. Pero la cuestión se puede complicar aún más y el ejemplo lo tenemos en el
barrio asiático de Hampstead en Londres, donde desde 2003 no existen los números cuatro, 13, 14 y 24, ya que se
asocia el ideograma del cuatro con la muerte.