Hola, vengo a darte una opinión diferente a mi compañero.
A mí los parches de malla me parecen una buena opción desde el punto de vista de que realmente apagan muchísimo el volumen si es lo que quieres.
Pero prefiero los apagadores de goma. ¿por qué? porque para empezar lo que hacen es atenuar muchísimo el volumen, pero sigue apreciándose la resonancia del casco (a un 95% menos de su volumen, pero su resonancia) y sobre todo y lo más importante porque con los parches de malla las baquetas rebotan que da gusto, más incluso que en los parches normales, y en los de goma el rebote se pierde bastante, pero se puede dar si desarrollas un poco más de habilidad y técnica.
Esto significa que si te acostumbras a tocar con gomas, luego vas a ir diviiiiino en los parches, pero si te acostumbras a la malla, luego vas a ir como con el freno de mano puesto.
Yo tengo entendido que, algunos de los grandes, recomiendan en sus clinics practicar el rebote o golpes dobles SOBRE COJINES.
O sea, un rubipunto para los HQ, que son los que uso. Hasta les he cogido el gusto y, la verdad, muchos días... me apetece tocar con apagadores, cuando se trata de estudiar o sacar alguna cosa nueva, y no me molestan los oidos si toco sin tapones, porque se queda con un sonido apagadito justo.
Pero se nota que hay UN CASCO Y UN PARCHE RESONANTE que resuenan lo justo pero resuenan. Al no escaparse el aire por un parche de malla, resuena algo el casco con el resonante, muy poquito, lo justo para gozar de la experiencia.
Es más, se queda justo en lo que se echa en falta en las electrónicas o en los parches de malla, en esa vibración gordota de fondo, como cuando sólo dejas el subwoofer a bajo volumen en unos altavoces de esos de ordenador y quitas lo demás.
Lo siento, no tengo más que palabras para explicarme por aquí.
Fue una inversión, pero me alegro de haberla hecho, atrás quedan los trapos y demás, que no quitan tanto el volumen y sin embargo secan mucho más el sonido, sin poderse apreciar resonancia ninguna.
Y efectivamente, no aprietes mucho las tuercas cuando los pongas en los platos, que se queden sueltecillos.
Un abrazote
Rubén