Angelaia perdido en los bosques 1: ... La verdadera historia.
Seguramente habrás leido cosas sobre mí referente a una pequeña anécdota sin importancia que me ocurrió en la kedada de este año, en la que tuve el privilegio o la desgracia de ser el segundo protagonista en situaciones surrealistas después de Surko, es difícil superarle pues puso el listón muy alto, pero creo que gané con honor el segundo puesto a juzgar por las bromas y chascarrillos a mi costa el día siguiente a mi gran actuación. Para esta kedada llevé una de las cajas que monté para que todos la probaran y así fue, gustó bastante así que el Sábado por la tarde me gané el respeto y admiración de mucha gente... qué bien me sentía yo, y qué poco sospechaba que iba a durar tan poco y que ese respeto sería sustituido esa misma noche por tantas bromas y chistes sobre mi gran sentido de la orientación.
Así que allá va, la verdadera historia, contada de primera mano por su protagonista, sobre mi gran experiencia perdido durante más de dos interminables horas en la noche por la Casa De Campo de Madrid, un lugar muy bello, el cual si puedo no pienso volver a pisar jamás.
Empieza el relato, podríamos llamarlo así: "Angelaia, Lost In The Woods... the true Story, By Himself":
Todo empieza en el albergue. Después de la interesante charla del artesano Ocaña, con mi gran amigo Marce, decidimos acercarnos a cenar al centro de Madrid para cenar algo, él ya no iba a regresar al albergue pues se marchaba a Palencia pero yo sí, quería volver a tiempo de ver la actuación del grandioso Lucas Jiménez. Yo no tengo coche así que fuimos con el de Marce, salimos del albergue, conducimos por una carretera, y de camino a los pocos minutos veo una estación de metro llama Batan, ¡perfecto! , pensé, después volveré en Metro y seguro que me acordaré del camino de vuelta, yo calculé unos 10 minutos andando y sin pérdida posible (por favor, no os riáis todavía). Después de cenar, nos despedimos, y decido volver en taxi, ya que se me hacía ya un poco tarde. Le digo el nombre del albergue y donde está situado, y el taxista me dice que no se puede circular por allí y que no puede llevarme , la cosa está en que cortan el tráfico pues es o era una zona conflictiva con mucha prostitución, delincuencia, follones nocturnos, etc.
Al final acordamos que me deja junto al metro de Batán y yo sigo a pie. Junto a esa estación hay una rotonda, edificios normales con gente dentro y farolas, algo que iba a echar de menos poco después. El camino al albergue empezaba por una bajada, atravesando un puente por abajo y a partir de allí se acaba cualquier vestigio de civilización y de luz. El último ser humano que vi fue una prostituta sentada en una silla de plástico comiéndose una pizza y mirándome un poco raro, antes de atravesar el puente. Una vez abajo , y siguiendo la pequeña carretera, empecé a caminar. Pasé por el parque de atracciones, cerrado y sin la más mínima luz ... puede ser bastante siniestro un parque de atracciones por la noche. Seguí andando por la carretera, cada vez algo más estrecha y con más árboles, unos 15 ó 20 minutos, es raro, pensé, ya debería llegar al albergue o por lo menos ver alguna luz o escuchar algún sonido. En este punto sólo había oscuridad, y bosque a mi derecha y a mi izquierda. Sigue, no puedes estar lejos, me decía a mí mismo pero empezaba a preocuparme. A la media hora de caminar y a paso ligero, debido seguramente al acojone que ya se iba haciendo notable, internándome cada vez más en la espesura (eso sí sin dejar de seguir la pequeña carretera), y sin ver ni un alma ni una luz, decidí hacer una parada para vaciar la vejiga, la tenía llena desde hace rato, sin arrugas, ya me entiendes... parecía que iba a estallarme pero retrasaba el momento de alivio con la esperanza de poder hacerlo en el la seguridad del retrete de mi habitación del albergue. Dejé de caminar y me dispuse a miccionar junto a un árbol, al parar de caminar no escuchaba ya mis propios pasos y el silencio era sepulcral, hasta mi pene estaba asustado, me costó localizarlo pero finalmente cumplió bien con su función de vaciado.
Sigo adelante, unos veinte minutos más de camino, con paso muy ligero, nervioso y veo algunos carteles indicando que me acerco al Zoo. Llega un punto en que el camino se bifurca, una parte sube a la izquierda a una zona aún más oscura de la que me encuentro, es un cartel con la figura de un elefante y la palabra Zoo escrita debajo y la otra baja hacia la derecha, hacia lo que parecía una casa con de algo luz muy tenue, y antes de ella, a mi derecha, atravesando un zona espesa de árboles , veo una verja, entonces pensé ,quizás esa verja es la del albergue... y me acerco allí, con precaución. Estaba todo bastante oscuro y llegué hasta la valla para intentar ver lo que había más allá, cuando estoy casi tocándola, de repente, rompiendo el silencio sepulcral que allí había, escucho un gran bramido o graznido justo delante de mi cara, procedente del otro lado de la verja, un sonido gutural, bestial, animal... después con más calma deduje que se trataba de alguna especie de pajarraco grande tipo avestruz, en ese momento, asustado di un salto hacia atrás, casi caigo al suelo y corrí unos metros, internándome más en el bosque y perdiendo la carretera. En este punto de la historia me sentía como en la película de Blair Witch Project o esa otra de Sam Raimi, Evil Dead. Logré controlar mis nervios y al cabo de un rato localicé otra vez el camino que me trajo hasta allí.
La casa con algo de luz resultó ser las oficinas del Zoo, y la valla pues comunicaba con la parte del zoo donde viviera ese simpático animal.
En este punto llegué a la conclusión de que había pasado el albergue de largo, ¿qué hacer?, pensé que lo mejor era desandar todo el camino y volver a la estación de Batán, una vez en la civilización, en donde estaría más tranquilo, llamaría a alguien del albergue para que se acercara a recogerme, he de confesar que me daba mucha vergüenza tener que hacerlo, "no puedes ser tan inútil, hombre, encontrarás el albergue", me decía a mí mismo, pero al mismo tiempo que pensaba esto estaba manchando mis calzoncillos.
Sabía que me esperaban unos treinta minutos de camino de vuelta, así que aligeré aún más el paso, intentando controlar mis nervios que empezaban a traicionarme, hubo momentos en que realmente me costó controlarme, hice algunas respiraciones profundas y tiré para allá. Finalmente vislumbro el parque de atracciones otra vez, está totalmente oscuro pero el dibujo de la montaña rusa se distingue el final del camino, después de pasar por el parque recuerdo que hay una subida en curva a la derecha bastante pronunciada, con una luz bastante intensa procedente de una farola que ilumina el punto justo de la curva. Acelero el paso pero en ese momento empiezo a oír unos ruidos bastante extraños, me paro para escuchar mejor... eran unos ruidos muy fuertes y daba la impresión como si alguien estuviera destrozando un coche con bates de béisbol, ruidos de metal y cristales siendo golpeados con rabia y por más de una persona, el ruido iba en aumento cada vez que me acercaba a la curva, deduje que al salir de ella iba a ver lo que estaba pasando allí y efectivamente, veo a bastantes metros de distancia un grupo de unas cuatro o cinco personas muy alteradas, no me paré a ver qué estaban haciendo exactamente sino que me quedé allí clavado sin saber qué hacer, tenía que pasar por allí a la fuerza si quería llegar hasta la estación de Metro. Al cabo de unos segundos que me parecieron horas me di cuenta de que estaba parado justo en el punto en donde daba la luz de la farola y que por tanto esas persona podrían verme perfectamente desde donde estaban, en ese momento literalmente ya empecé a perder el control de mis nervios y también de mis esfínteres, busqué una zona oscura entre unos arbustos y me escondí para que no pudieran verme... por suerte no lo hicieron y nunca sabré que es lo que estaban haciendo allí exactamente pero te aseguro que el ruido era impresionante, me pareció que estaban destrozando algo grande con palos ,pero de una forma bestial.
Instintivamente cojo el móvil y marco el 112, caminando otra vez de vuelta en dirección desde donde venía, es decir a visitar otra vez a mi amiga avestruz o lo que fuera aquel bicho. Al momento contestaron al teléfono y expliqué como pude mi situación, pero después me pasaron con un contestador automático que decía que como no era un caso de vida o muerte me pasaban con la policía local, a continuación otro contestador diciendo que me mantuviera en espera, que las líneas estaban ocupadas, una y otra vez ... yo caminaba muy deprisa alejándome pues no estaba al seguro de si me habían visto o no aquellas "personas".
Mientras dura la eterna espera, ya casi corriendo y con el teléfono pegado a la oreja, mi móvil empieza a avisarme de que estaba con la batería baja. Se me pasaban toda clase de ideas por la cabeza, una de las más ridiculas fue la de salir del camino, internarme un poco en el bosque y sentarme detrás de un árbol a esperar que se hiciera de día. En ese justo momento me contestan: "dígame, policía, cual es el problema", la persona que me hablaba parecía que se acabara de despertar a juzgar por su voz y la verdad es que no se le veía muy entusiasmado en resolver mi caso. Tras intentar situarme y explicar a dónde quería llegar y por donde me encontraba, me dice que debo seguir otra vez hasta el zoo y aún más allá, por el camino que subía a la izquierda, "hasta llegar a un lago", me dijo.
"¿Está seguro?" le dije yo pues me pareció muy raro. El albergue no podía estar tan lejos, pero de momento le hice caso y allí estaba yo, otra vez de vuelta para allá. Pero al final hice lo que tenía que haber hecho desde un principio y es llamar a algún compañero del albergue.
continua...