Pues no tenía ni idea, ni de su fallecimiento ni de su enfermedad. ¿Él fue quien grabó los "Keepers...", ¿verdad?
Porque yo a mis 16 años tuve la oprtunidad de verlos en el Monsters of Rock celebrado en la Plaza de Toros Monumental de Barcelona, y recuerdo muy bien cómo fue aquello, porque realmente me impresionó mucho estar en un recinto así con 16.000 metalheads en una época irrepetible con un cartel irrepetible: Manzano (bueno, mejor olvidar al "Coverdale" español), Anthrax presentando "State of Euphoria" y en su hora de máximo esplendor, Helloween presentando la segunda parte del "Keeper...", Metallica creo que presentando "...And justice for all" y a un tal Jason Newsted que lo dio todo y no se desnucó de milagro, y finalmente Iron Maiden presentando "Seventh son of a seventh son". Ahí es nada...
Podría rememorar muchas cosas de esa tarde-noche gloriosa, pero cuando alguien me pregunta por Helloween siempre cuento lo mismo: yo estaba en las primeras filas, y depués del super-moshing y pogonazo de Anthrax (durante medio set tuve que preocuparme más por mi integridad física que por la música), de pronto salen Helloween y todo el mundo se queda quieto. Sólo hay ruido y gritos entre tema y tema, para aplaudir. Porque se van sucediendo las canciones, y todo el mundo está ahí con los ojos pegados al grupo intentando adivinar dónde está el truco: tocan igual o mejor que en el disco, Michael Kiske borda los tonos con una facilidad apabullante y sin aparente esfuerzo, y el señor Ingo no para de hacer trotar las canciones. Ni un puto error, el doble bombo echa humo y nosotros estamos ahí petrificados oyendo y viendo ejecutar ese nuevo estilo -el Power Metal, ellos mismos lo bautizaron inicialmente como "happy metal"- que marcaría una nueva saga de grupos que, con mayor o mejor fortuna, llegarían al nuevo siglo empeñados en recorrer el pentagrama escalas arriba y abajo, secciones rítmicas apabullantes y cantantes capaces de romper copas con sus alaridos.
Y, por supuesto, recuerdo estar obsesionado con ese tipo de las greñas rizadas y su prodigiosa velocidad y técnica, mientras veía cómo se lo pasaba en grande, sonriendo a sus compañeros, y supongo que disfrutando del hecho de tocar en una plaza redonda, que debía ser un panorama curioso desde su trono. Al César lo que es del César, y este Hombre contribuyó en gran manera a lo que en su día fue un paso adelante en el desarrollo de un tipo de música -el Metal- que, si te gusta, te marca la vida para siempre.
Adiós tío, misión cumplida, pocos pueden decir eso...