Hola, quería preguntar si alguien conoce el teléfono de Rafa Pérez. Hace casi 20 años me dio clases en su "Escuela de Batería Moderna", detrás de la Plaza de España de Madrid.
Quería darle las gracias por todo lo que me enseñó. Yo era muy joven y el presupuesto solo me daba para una clase a la semana. Sin embargo tenía tanto interés en aprender, que recuerdo cada clase como si hubiera sido ayer.
Después de algunos inolvidables años aprendiendo todo lo que pude me entró la vena viajera y dejé de tocar. Puedo aseguraros que no ha pasado ni un solo día, ni una sola hora en la que no haya recordado la batería. Aunque estuviera en el fin del mundo, en mi cabeza nunca han dejado de sonar ritmos y compases.
A los bateristas que empezáis, yo os digo que en esta vida uno pude fallarle a un amigo o a un familiar y no pasa nada, porque si es buena persona y os quiere, os perdonará. Pero uno no puede ni debe fallarse a si mismo, porque siempre habrá una vocecita en el interior que se lo recuerde continuamente. Nunca dejéis de tocar, u os arrepentiréis. Luchad contra cualquier adversidad que se os presente: falta de dinero, falta de locales, falta de tiempo, cansancio, incomprensión o indiferencia de la familia, etc. La fuerza de voluntad puede con todo. Si os dais por vencidos en ésto, es posible que hagáis lo mismo con cualquier otra cosa importante que emprendáis en vuestra vida.
Aprender a tocar supone horas y horas de trabajo, brazos y piernas cansadas, trasero dolorido. Sacrificio en soledad. También frustración cuando se tiene la sensación de que no se avanza. Aprender a toca supone ejercitar todas esas cualidades que suenan tan aburridas cuando te las cuenta tu profesor, pero que con el tiempo se llenan de significado y hacen que llegues a ser alguien especial: constancia, perseverancia, firmeza, tenacidad.
Un baterista es alguien especial.
Un saludo y mil perdones por el rollo.
Quería darle las gracias por todo lo que me enseñó. Yo era muy joven y el presupuesto solo me daba para una clase a la semana. Sin embargo tenía tanto interés en aprender, que recuerdo cada clase como si hubiera sido ayer.
Después de algunos inolvidables años aprendiendo todo lo que pude me entró la vena viajera y dejé de tocar. Puedo aseguraros que no ha pasado ni un solo día, ni una sola hora en la que no haya recordado la batería. Aunque estuviera en el fin del mundo, en mi cabeza nunca han dejado de sonar ritmos y compases.
A los bateristas que empezáis, yo os digo que en esta vida uno pude fallarle a un amigo o a un familiar y no pasa nada, porque si es buena persona y os quiere, os perdonará. Pero uno no puede ni debe fallarse a si mismo, porque siempre habrá una vocecita en el interior que se lo recuerde continuamente. Nunca dejéis de tocar, u os arrepentiréis. Luchad contra cualquier adversidad que se os presente: falta de dinero, falta de locales, falta de tiempo, cansancio, incomprensión o indiferencia de la familia, etc. La fuerza de voluntad puede con todo. Si os dais por vencidos en ésto, es posible que hagáis lo mismo con cualquier otra cosa importante que emprendáis en vuestra vida.
Aprender a tocar supone horas y horas de trabajo, brazos y piernas cansadas, trasero dolorido. Sacrificio en soledad. También frustración cuando se tiene la sensación de que no se avanza. Aprender a toca supone ejercitar todas esas cualidades que suenan tan aburridas cuando te las cuenta tu profesor, pero que con el tiempo se llenan de significado y hacen que llegues a ser alguien especial: constancia, perseverancia, firmeza, tenacidad.
Un baterista es alguien especial.
Un saludo y mil perdones por el rollo.