Hola
@erosrionda
El Jazz no es mi especialidad pero sí que es un porcentaje razonable de mi actividad profesional. Cierto es que años atrás me di algún batacazo digno de mirada asesina, pero es cierto también que cada vez me fue pasando menos, hasta el punto de salir airoso en más de un concierto. Con esto en cuenta, intentaré dar respuesta a tu pregunta.
La versión corta: no tengo ni idea. No te puedo decir con certeza lo que tienes que hacer, pero si puedo compartir cómo me lo planteo yo.
La versión larga tiene varios apartados. El trabajo preparatorio y el enfoque en el escenario.
El jazz es un género de orden superior que tiene un montón de subgéneros, cada uno con sus tradiciones y vernácula.
Be Bop,
Smooth Jazz,
Latin Jazz,
Swing, Fusion etc etc. Lo que tienen en común es el enfoque improvisador sobre estructuras preestablecidas. Antes de imporvisar, parte de tu trabajo como batería es descubrir cuales son las reglas típicas y el vocabulario básico de cada subgénero y familiarizarte con las piezas más comunes (Estándares de Jazz), un buen recurso es el
Real Book. Ese es trabajo preparatorio que puedes realizar escuchando música, transcribiendo, a través de libros, vídeos y profesores. Algunos recursos útiles son los siguientes:
The Art of Bop Drumming,
Progressive Steps to Syncopation + The Drummer's Complete Vocabulary as Taught by Alan Dawson o
The Evolution of Jazz Drumming
Todo esto cumplimentado con suficiente práctica de calidad en la que interiorizas las capacidades necesarias para ejecutar con soltura lo que quieras expresar.
Una vez en el escenario la situación es otra. Aquí el objetivo es contar una historia con las herramientas que tienes además de explorar tu
zona de desarrollo próximo en directo. Cuando estás soleando estás contando la historia tú (sobre esto hablé en profundidad en este
artículo), y cuando está soleando otro instrumento debes apoyar esa historia de la mejor manera posible. ¿Y cuál es esa manera? Pues depende de la historia que estén contando. En ese momento estás participando activamente en un acto compositivo y exploratorio. En ti queda decidir lo que vas a aportar. Puedes aportar presencia, ausencia, énfasis, preguntas, respuestas, tensión, resolución. El desarrollo de la pieza musical es dinámico y puedes cambiar el enfoque a medida que evoluciona. La pericia del acompañante está en la combinación entre proporcionar un entorno que haga sentir seguro al solista, además de ser capaz de discernir sus intenciones y actuar en consecuencia de forma que apoye la narrativa de lo que intenta decir, y si puede ser lo haga de tal manera que empuje la narrativa a sitios que ni él se esperaba. Se trata de proporcionar un fino equilibrio entre seguridad y sorpresas agradables.
Establecer principios básicos a través de vía positiva, de añadir cosas, de indicar un camino o intervención concreto es muy difícil y hay tantos factores que elaborar una respuesta satisfactoria que sea generalizable a muchos contextos es casi imposible. No obstante la vía negativa, la de sustraer, quitar y reducir, es mucho más sencilla y menos arriesgada. Hagas lo que hagas:
Primum Non Noncere.
Con esta premisa básica yo te ofrezco el siguiente planteamiento. Piénsalo como un enfoque heurístico, no como una receta estricta.
Cuando estés tocando y se acabe el coro de melodía, por norma general en un formato de Estándards, empezarán los coros de solo. Al principio, céntrate en proporcionar un pulso sólido y pon la oreja y los ojos sobre el solista. Presta atención, transcribe en tu cabeza lo que está haciendo: las figuras rítmicas, la dinámica, el timbre, la armonía, el conjunto emocional que el solista intenta expresar. Al observar la situación sin más pretensiones te darás tiempo a empatizar con el solista, a que tu maquinaria psicológica de animal social haga su trabajo, e ideas empezarán a aparecer en tu cabeza. No vayas con la primera idea nada más aparezca. Déjate seducir por la interacción entre el solista y tus ideas durante unos cuantos compases más. Acumula material como quien da un paso atrás para coger impulso. Y poco a poco, empieza a compartir lo que se te pasa por la cabeza empezando por cosas sencillas y seguras e incrementando el riesgo progresivamente, siempre con el arco narrativo como referencia y observando lo que ocurre tras cada aportación. Con el tiempo irás acumulando vocabulario y experiencia, y podrás aventurarte cada vez más lejos.
El objetivo en los primeros bolos o
Jam Sessions no es brillar, es sobrevivir para poder tocar otro día, aprender y descubrirte a ti mismo como músico. Con el tiempo, los músicos con los que toques se sentirán cómodos contigo, empezarán a preguntarse quién eres tú, y querrán escuchar lo que tienes que decir (además de darse un descanso de tanto solear!) y te dejarán espacio para ello.
Espero que esta respuesta te sea útil.
Mucha suerte en tu camino hacia la excelencia.