Saludos. Ayer presencié por segunda vez en un año el increíble espectáculo que supone ver a Mikael Akerfeldt (o Carlos Fandango según se presentó él xD) y compañía. Aparte de alguna anécdota como que tuve la suerte de poder entrevistarles antes del concierto gracias a los chicos de TheMetalCircus, el concierto fue totalmente increíble, pero no vengo a hablar exactamente de esto. He venido a hablar de Martin Axenrot, la puta revelación del año para mi gusto.
En el contexto de Opeth, hablar de varios baterías es algo normal. Los constantes altibajos de Martin López hicieron que en esta última época de la banda aparecieran como mercenarios de repuesto nombres como Gene Hoglan y el mismo Axenrot, también miembro de Bloodbath, Satanic Slaughter y Witchery.
El hueco a rellenar no es nada cómodo: las incontables legiones leales a Martin López, entre las me siento miembro acérrimo, siempre han sido muy críticas con aquellos que tocan algo que López haya concebido previamente. El año pasado cuando vinieron a España López ya no estaba en el grupo, aunque oficialmente seguía como miembro. No obstante, hace unos meses se confirmó en la web de Opeth que Martin López abandonaba definitivamente la banda y que Axenrot sería su sustituto. Pretender que toque igual es una utopía, obviamente...
Pues bien, tras un poco de historia, me ubico finalmente en la época Axe del grupo: el año pasado se le vió como un batería adaptado a la banda pero que todavía no se sentía del todo cómodo en los temas a desarrollar. Le faltaba soltura y, en general, había algunas partes que supuestamente no dominaba lo suficiente como para tocarlas igual o parecido que López. Muchas críticas han caído sobre este hombre, pero lo que ví ayer fue espectacular.
De principio a fin Axenrot nos deleitó con una señora lección de cómo tocar nuestro amado instrumento. Una auténtica lluvia de golpes, potencia, precisión y sobre todo soltura y gracia a la hora de desarrollar unos temas que tienen una complejidad altísima. Sólo eché de menos un poco más de delicadeza en las partes suaves: si hay algo que caracteriza a Martin López y que ha hecho que adore profundamente su estilo, ha sido ese toque jazzero y delicado que sólo él imprime a sus temas. Por ejemplo, ayer Windowpane sonó excelsa, y la verdad es que Axe lo bordó tocando con un gusto y un feeling sorprendentes, pero hubo un break que no me gustó porque rompía con toda la delicadeza del tema. Único punto negro de una actuación en la que no hay nada de lo que quejarse.
Axenrot se ha desvelado como un gran batería, con un futuro muy prometedor en una banda como es Opeth actualmente, y sobre todo con una perspectiva de mejora muy grande. Tenemos ganas de ver qué es capaz de hacer este hombre en el noveno álbum de esta maravillosa banda.
En el contexto de Opeth, hablar de varios baterías es algo normal. Los constantes altibajos de Martin López hicieron que en esta última época de la banda aparecieran como mercenarios de repuesto nombres como Gene Hoglan y el mismo Axenrot, también miembro de Bloodbath, Satanic Slaughter y Witchery.
El hueco a rellenar no es nada cómodo: las incontables legiones leales a Martin López, entre las me siento miembro acérrimo, siempre han sido muy críticas con aquellos que tocan algo que López haya concebido previamente. El año pasado cuando vinieron a España López ya no estaba en el grupo, aunque oficialmente seguía como miembro. No obstante, hace unos meses se confirmó en la web de Opeth que Martin López abandonaba definitivamente la banda y que Axenrot sería su sustituto. Pretender que toque igual es una utopía, obviamente...
Pues bien, tras un poco de historia, me ubico finalmente en la época Axe del grupo: el año pasado se le vió como un batería adaptado a la banda pero que todavía no se sentía del todo cómodo en los temas a desarrollar. Le faltaba soltura y, en general, había algunas partes que supuestamente no dominaba lo suficiente como para tocarlas igual o parecido que López. Muchas críticas han caído sobre este hombre, pero lo que ví ayer fue espectacular.
De principio a fin Axenrot nos deleitó con una señora lección de cómo tocar nuestro amado instrumento. Una auténtica lluvia de golpes, potencia, precisión y sobre todo soltura y gracia a la hora de desarrollar unos temas que tienen una complejidad altísima. Sólo eché de menos un poco más de delicadeza en las partes suaves: si hay algo que caracteriza a Martin López y que ha hecho que adore profundamente su estilo, ha sido ese toque jazzero y delicado que sólo él imprime a sus temas. Por ejemplo, ayer Windowpane sonó excelsa, y la verdad es que Axe lo bordó tocando con un gusto y un feeling sorprendentes, pero hubo un break que no me gustó porque rompía con toda la delicadeza del tema. Único punto negro de una actuación en la que no hay nada de lo que quejarse.
Axenrot se ha desvelado como un gran batería, con un futuro muy prometedor en una banda como es Opeth actualmente, y sobre todo con una perspectiva de mejora muy grande. Tenemos ganas de ver qué es capaz de hacer este hombre en el noveno álbum de esta maravillosa banda.