Ser baterista es una profesión de riesgo

Así al menos lo entendí viendo tocar el sábado a los Young Fresh Fellows. El baterista del grupo, un loco totalmente descacharrante llamado Tad Hutchison, que entre otras lindezas (tocar con las piernas cruzadas, con cuatro baquetas...) se destapó con una especie de lanza africana en la que iba colocado una cacerola de la época del pleistoceno y en la punta un Sabian con un filo recortado a base de mordiscos.

De todos los pensamientos que se me pasaron por la cabeza, ninguno me llevaba a pensar que el bueno de Tad iba a utilizar semejante artilugio para darle golpes e iniciar un curioso juego de golpear y esquivar el plato de la muerte (ya que cada vez que daba a la lanza con la baqueta, iniciaba un movimiento de vaivén que ponía los pelos como escarpias). Solo decir que su habilidad para seguir tocando mientras se jugaba el pescuezo (con una precisión bastante increíble teniendo en cuenta la de cucamonas que se le ocurrían hacer con cualquier cosa que encontrara, como por ejemplo un rollo de cinta americana) me dejó sin habla. Me pongo yo a tocar con el artefacto y me guillotina a la primera.



Aquí la prueba del delito



Menos mal que todavía quedan en la música grupos con sentido del humor y que se saben reír de ellos mismos.


Por si alguien le interesa:

El grupo es uno de los adalides del sonido de noroeste de EEUU, está liderado por Scott Mccaughey (que excepto en mi grupo ha tocado con medio mundo, empezando con REM) y Kurt Bloch (el segundo Kurt más famoso de Seattle, como dice él mismo). Para mí tienen grandes canciones, son divertidísimos y están tarados a más no poder. Igual tocan garage que se marcan un tipo los Byrds que luego le dan al punk. Como cabras, ya digo.

Si queréis escuchar algo de su música podéis ir a su myspace (opción fácil) o al blog que casualmente aparece en mi firma (muy casualmente)
 
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