Relatos y Microrrelatos

En vista de que la gente se anima a postear sus creaciones literarias de corta duracion, he fusionado los dos post que han aparecido en uno solo, intentando sentar la base de un posteo fluido de todos aquellos que tengan cosas escritas y quieran compartirlas con todos nosotros,

Sin mas, un saludo y todo mi animo para seguir asi,

Cueto

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Que pasa chumachos, abro este hilo en honor al colega Barrimore, el cual se interesó por un segundo libro en el que participé aportando un relato corto, y he decidido compartirlo con todos ustedes, junto con otros microrrelatos que tengo por aquí de un concurso.

Estos microrrelatos tenían que constar sólo de 100 palabras, y la frase en negrita y color rojo, te la daban para que a partir de ella, te inventaras una historia.

Aquí os los dejo..

P.D. Barrimore, y compañía, el relato corto del libro de "Cuentos contra el tiempo" os lo pondré a lo largo del día, ya que este lo tengo que copiar y escribirlo otra vez entero aquí, o si no lo scanearé y lo pondré en descarga por aquí, ya veré, pero hoy lo tendréis disponible, para quien quiera leerlo"

Un saludo peña...

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Microrrelatos de 100 palabras:

Todavía algunas veces huele a sangre.
Esa maldita frase que no deja de taladrar mi cabeza, hasta atravesar mi propia alma. Esa frase que se repite en mis sueños, como un susurro de un viejo asustado, que me atormenta como un eterno dedo acusador y que no cesará hasta llegar al final de mis días.
No ha dejado de repetirse desde aquel día en que el simple movimiento de mi dedo, apagó decenas de vidas en la escuela de Guernica.
Durante el día, intento refugiarme en mi propia locura. Pero la noche les pertenece a ellos, y no descansarán hasta verme arder en el infierno.....



No hasta que por fin me haya mordido.
Somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Esa ha sido la máxima que ha guiado mi vida los últimos meses. La ola de crímenes no ha dejado de multiplicarse a la par que la incertidumbre social. Diez jóvenes devoradas, y cada vez de manera más violenta. Sólo espero que mi amor de madre mantenga la venda sujeta a mis ojos, evitando derrumbarme. Hasta entonces, seguiré los pasos de mi hijo cada noche, para asegurarme que no cometa ningún error que lo incrimine, su imparable sadismo podría traicionarlo. Le quiero tanto como le temo, pero mientras él esté saciado, yo seguiré a salvo.



Cleo la levantó y allí la esperaba el alacrán dorado. Al tocarlo, Cleo y yo nos quedamos sorprendidos al sentir como temblaba el suelo a la vez que se abría la puerta que daba acceso al pasadizo secreto. En ese momento un gran resplandor dorado nos envolvió y vimos coronados todos nuestros años de investigación. Habíamos llegado a la inviolada cámara del faraón. Me propuse a abrir el sarcófago, y justo cuando estaba a punto de descubrir su interior, pasó lo que menos habría sospechado, mi Bart Simpson despertador me recordó que era hora de levantarse para ir al instituto y afrontar mi examen de historia egipcia.




Aquel niño era yo, aquel que recibió tantos cariños y lecciones de su padre desde su más tierna infancia. Tantos, que aquí me hayo, convertido en un pedrastra y perturbado monstruo que busca ver reflejada su venganza a través del sufrimiento de otros niños. Y os preguntaréis por qué. Para entenderlo sólo hay que cambiar la palabra cariño por la palabra abusos, y la palabra lecciones por brutales palizas. El resultado de la suma de esas palabras, es una infancia rota, es como tener al mismo diablo metido en tu casa. Ahora me he convertido en todo lo que he odiado



Relato corto, tema "El libro"

Y ahí me encontraba yo, en medio de una batalla entre vecinos, amigos, familiares. Ya nadie se distinguía de nadie, todos éramos presas de nuestro propio miedo y movidos por éste mismo, nos convertíamos en auténticas máquinas de matar, matar o morir, cegados por la rabia, el sinsentido, y movidos por unos ideales que habían teñido de sangre nuestras manos y nueatra alma.

De repente una brisa gélida recorrió todo mi ser, hasta erizar todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo.

La puerta se abrío transportándome de nuevo, como un resorte, hacia el mundo real, sentado y ensimismado en la silla de mi despacho.

- Cariño, la mesa está servida.
- Ahora mismo bajo.

Con gran desgano, cerré mi libro de "La Guerra Civil Española", y bajé al comedor.
Tan sólo esperaba que el menú no constara de carne.

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Aquí os dejo mi aportación al libro TIC-TAC, Cuentos y relatos contra el tiempo, con la intervención de Rafael Reig, Espido Freire, Luis Eduardo Duate, Leopoldo Alas, Rubén Darío, etc, etc.


Edito y os pongo un link de megaupload para que lo descargéis, porque desde el imageshack pierde mucha calidad y se ve fatal.:ok:


http://www.megaupload.com/es/?d=LR5IEH4K


Muchas gracias a todos vosotros por el interés. Que lo disfrutéis.
 
B
No has llegado a ninguna final del concurso de hoy por hoy, no? Si llegas a alguna, avisa! ;)
 
Ostia, Carles! Todo un detallazo, tio...:ok:
Estaré al quite.


pd: muy bueno el del alacrán!
 
Que va Baran, por ahora no, me gustaría tener tiempo para currarme algo más grande, pero por ahora no puede ser, los tengo que hacer en un par de minutos en el curro, mientras entra y sale gente a preguntar y arrancan el motor de un camión y atiendo al teléfono, así que, ya ves, las musas se dan de ostias por salir de aquí, jeje...
 
Carles, la segunda y tercera parte son la misma!
 
Un relato mío: Día de perros.

Pues llevaba tiempo queriendo poner este post, pero se me fue pasando y ahora que he visto el post de carles me he acordado jajaja. Como me parece mal ponerlo en su topic, porque es como poner mi jamón hacendado al lado de su jabugo de primera, lo hago aquí.

Podéis descargarlo desde aquí: http://www.megaupload.com/?d=LFP79YXA

Lo hice para presentarlo a un concurso de mi residencia, quedé finalista, lo publicaron en el boletín interno que hacen todos los años... y me hizo ilusión jajaja, ver mis chorradas en papel así medio bueno. Obviamente, no tiene ningún mérito, eramos cuatro participantes mal contados y nos publicaron a casi todos, creo. Pero mira, que me quiten lo bailao.

Salu2!!

(Lo pego aquí también por si alguien no tiene megaupload, aunque el formato del texto creo que se irá a la mierda)

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DIA DE PERROS

La lluvia cae incesante repiqueteando sobre el tejado de uralita y teja barata. Oscuros y gruesos nubarrones amenazan tormenta, arremolinándose en el cielo… Ha pasado tanto tiempo que ni siquiera recuerdo la última vez que hablamos. Probablemente estés cómodamente sentado en tu sillón, mirando en el reloj como pasan perezosas las horas. Tienes amigos, pareja y familia, que te quieren y miman posiblemente mucho más de lo que tú lo haces. En tu bolsillo, el móvil de ultima generación, la cartera y las llaves del coche.

No te lo tomes como un arranque inútil de envidia; a estas alturas de mi existencia, solo puedo sentirme contento por aquellos a los que la vida les ha sonreído, ya sea por méritos propios o de forma fortuita. Pero, ¿sabes?, tengo una cierta sensación de que mi vida podría haber sido mucho mejor. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Aún recuerdo cómo empezó todo. Era un recién nacido, una bolita de carne. Estaba junto a mis hermanitos con mi mamá, recién parida, todos alimentándonos de ella. Apenas era consciente de lo que nos rodeaba, ni sabía en qué lugar estábamos. Mi vida consistía en comer, dormir y jugar con los demás a mordernos las orejas. Mis días eran una sucesión continua de buenos momentos.

Dos manos fuertes me agarraron y me sacaron de aquella caseta. Mis hermanitos dormían, y mamá me observaba con cara de pena y resignación, como si supiera que aquello tenía que pasar. Yo pedí auxilio, mientras le taladraba los ojos con la mirada. Ahora, tras tantos años de aquello, creo que en el fondo yo también sabía que no había nacido para vivir tan maravillosamente bien. No volví a verlos nunca más.

Me llevaron a una diminuta habitación de paredes… ¡transparentes! ¡Podía verlos a todos, y ellos me veían a mí! Los primeros días no levantaba los ojos del suelo más que lo justo para comer y beber, echaba mucho en falta a mi familia, ¿sabes?. Había mucho ruido afuera, muchas voces, gritos y chillidos, algunos humanos y otros de animales, y las potentes luces me molestaban bastante, deslumbraban con facilidad. Al poco tiempo empecé a fijarme en los detalles. El suelo estaba cubierto de unas graciosas tiras amarillas de papel que casi hacían opaco el suelo. No había una sola habitación en aquel lugar, sino muchas iguales a la mía, y en algunas había otros de mi misma especie, de las más variadas razas, pero prácticamente todos cachorritos jóvenes. Algunos estábamos solos, otros compartían el mismo recinto. Se podía ver a mucha gente pasando a través de los cristales.

Hablando con mis compañeros más próximos, me di cuenta de que sabían tan poco como yo. Procedían de diversos puntos pero ninguno sabía para qué estaba allí. Todos añorábamos el hogar familiar. Dos veces al día abrían nuestras habitaciones y nos ponían un poco de comida y bebida, que aunque justa, era más que suficiente para vivir. La temperatura ambiente era buena, incluso un poco cálida para mi gusto.

Los días fueron pasando y la verdad es que podría decir que allí no se estaba mal. Era aburrido dar vueltas siempre en el mismo sitio, pero al menos comíamos y dormíamos calentitos. Lo peor era durante el día, la gente que pasaba. Golpeaban los cristales con sus nudillos para despertarnos. Yo les miraba… no sé qué querrían. Había muchos niños observándonos; veía caras de sorpresa, de deseo, incluso algunos parecían atemorizados. Muchos padres de recia voz hasta intentaban ordenarnos que fuéramos hacia ellos o que mirásemos a sus hijos. Entonces, el mismo señor que nos daba de comer les llamaba la atención, aunque era inútil; a los pocos minutos, habría otra gente molestando con sus porrazos en las paredes…

Un fogonazo de luz alumbra fantasmagóricamente mi cara. Como era de esperar, ha empezado la tormenta. Los truenos retumban exageradamente, amplificando su lúgubre sonido en este infierno en el que estoy atrapado. De no ser por… en fin, me estoy yendo por las ramas, continúo con la historia.

De vez en cuando uno de nuestros compañeros desaparecía de la celda y ya no sabíamos nada más de él. A las pocas horas, o a veces días, otro nuevo compañero tan desinformado como nosotros ocupaba su lugar, y la vida seguía. En el corazón de todos latía una pregunta que ninguno se atrevía a formular en voz alta: ¿en qué momento nos tocaría a nosotros?

Un buen día me despertaron, como tantas otras veces, unos bastos golpes repetitivos. Un cuarentón ancho de espaldas y con tupido bigote algo canoso, me miraba a través del cristal. Sonrió y desapareció de mi vista. Al poco tiempo el “Señor de la Comida” abrió la celda, me agarró y me depositó en una caja muy pequeña con el hueco justo para estirarme y una rejilla para ventilación. Grité y grité hasta desgañitarme, pero mis compañeros solo podían mirarme con impotencia, sin tener opción de hacer nada más que despedirme con su cabeza. Cubrieron la caja con una tela opaca, con lo que no podía ver nada. Sentía vibraciones, nos movíamos a algún sitio. De pronto nos detuvimos. Saludos, risas, besuqueos y aullidos agudos de excitación de alguien. El mismo vozarrón de antes dijo “Marta, aquí está lo que querías”.

Y se hizo la luz. Vi frente a mí una cabecita rubia cuyos ojos me contemplaban extasiados. A su lado, el mismo señor grande y bigotudo de antes y una mujer rechoncha con un vestido granate y anchas sortijas en sus dedos. Me cubrieron de abrazos; la niña le decía a su papá lo mucho que le quería y ambos progenitores sonreían satisfechos. “Mira lo contenta que está cielo, solo por ver eso ya merece la pena”.
 
Era el rey de la casa. Se volcaban en mí, me compraron una cómoda caseta, un montón de cosas para que las mordiera, comía una comida deliciosa… hasta me pusieron nombre: Nico. Allí crecí, fuerte como un roble; jugaba incesantes horas con la niña a pillarnos. Me llevaba de aquí para allá por la calle, bien ataviado con un precioso collar azul celeste. Estaba orgullosísimo de mí mismo y en especial de mi nueva familia. Quedábamos con sus amiguitas; algunas de ellas también tenían “mascotas”, que nos llamaban, pero indiscutiblemente para todas yo era el más guapo, el mejor de todos. Ay… como supe más adelante, muchas de ellas les pidieron a sus papás “otros como yo”, a menudo con fuertes berrinches y pataleos. Nico y Marta, la envidia de todos.

Pero no quiero hablar de esa niña más que lo justo. Ahora con el paso del tiempo, sé que fui utilizado; no era nada más que uno de sus numerosos juguetes que solían ser arrinconados en cuanto pasaba la novedad cual vulgar videoconsola. El tiempo transcurría y cada vez me sacaba menos a pasear, se estaba olvidando de mí. Ya apenas jugaba conmigo, y cuando lo hacía mostraba un creciente desinterés. Trataba de llamar su atención y creía que algo estaba haciendo mal. Me entristecía ver como mi querida amiga me ignoraba cada vez con mayor frecuencia.

Empezaron las discusiones entre Marta y sus padres. Hubo gritos, peleas, lloros… Yo me asustaba mucho cada vez que empezaban a vociferar, y me escondía ipso facto bajo la mesa del salón. “¡Sal de ahí, que lo llenas todo de pelos!”… cada día, mi sola presencia parecía importunarles más. Me sacaban a pasear con desgana, unas veces Marta y otras su padre, cuando mi vejiga ya no podía aguantar más y daba saltos enloquecidos por la casa. Rompí algunos cojines de pura desesperación y nervios; la madre dijo que era un perro muy malo y que me estaba volviendo fiero. Yo sólo quería recuperar esas tardes de juego frente a la chimenea, con Marta y yo revolcados por la alfombra del salón.

Una tarde nos fuimos de excursión al campo, como tantas otras veces. Yo disfrutaba mucho de esas salidas, pues podía corretear con libertad. Me lancé sobre Marta para que me hiciera cosquillas, pero, distraída y molesta, me aparto de un brusco empujón mientras seguía atenta a su móvil e iPod. De pronto, el padre me llamó para que jugase con él a la pelota, algo bastante extraño pues hacía meses que no jugaba conmigo. Él lanzaba la pelota y yo corría, la atrapaba y volvía a traérsela. Era divertido, cada vez la lanzaba más fuerte y llegaba más lejos, hasta que uno de los lanzamientos fue a parar a unos matorrales espesos. Empezó a lloviznar. Me lancé a buscarla, pero era complicado puesto que había unos cuantos arbustos con espinas que me hacían daño. Cuando al final la encontré, oí un ruido de motor. Me apresuré hacia su origen sin saber su procedencia exacta y al acercarme me dio el tiempo justo de ver como el coche familiar desaparecía tras una curva del camino. No pensé, salí corriendo tras él. Apenas quedaban nada más que unas pocas sobras de la comida en el lugar de acampada, pero tampoco presté mucha atención a eso. Empecé a galopar tras el coche; alcancé a ver como giraba una curva de una carretera bien asfaltada por la que pasaban más vehículos. Forcé al máximo, la sangre golpeaba mis sienes con una fuerza desmesurada. No los alcanzaba, y ahora sé que nunca hubiera podido, pero en aquel momento no quise abandonar. El mundo alrededor se tornaba borroso paulatinamente. Oí un fuerte chirrido de ruedas, un frenazo, sentí un fuerte golpe en un costado y el mundo desapareció a mi alrededor.

Desperté oliendo a hierba mojada, sucio y desaliñado, tirado al lado de una carretera desconocida. Milagrosamente, al parecer no me había roto nada. Podía moverme, aunque sentía unos horribles pinchazos por todo el cuerpo. Tomé el arcén de la carretera y empecé a corretear sin rumbo fijo. Los coches pasaban zumbando a mi lado; en varias ocasiones temí que me atropellasen, pero ya me daba igual. Caminaba pesadamente, pensando en la razón por la cual me habían abandonado, pero no encontré respuesta… ¡no había hecho nada malo! Siempre les fui fiel y leal, les di todo mi cariño y amor sin esperar nada más que un techo y comida a cambio.

Seguí toda la noche y toda la mañana deambulando sin destino hasta que llegué a las afueras de una ciudad. No sabía cuál era, ni siquiera si era la misma en la que vivía con mi familia. Todos los anónimos bloques de hormigón me parecían iguales. La gente me miraba por la calle, muchos se asustaban. Miré mi aspecto en un escaparate. Estaba sucio, cubierto de barro y mugre. Mi siempre largo y sedoso pelo castaño se había convertido en un festival de pelusilla, hierba y restos orgánicos variados. Estaba aterido de frío, hambriento, sediento y con el cuerpo molido.

Bebí algo de agua en un charco cercano y caminé por la gran ciudad. Encontré un gran parque donde creí que podría encontrar algo de alimento… pero solo había unos cuantos restos semidescompuestos. Reprimiendo mi asco e intentando no pensar en mis antiguos paquetes de deliciosas Friskies, tomé un par de bocados. Oí movimiento a mi alrededor y me giré lentamente: no tenía fuerzas para escapar o plantar cara. Una red me envolvió y no tuve ánimo ni de abrir la boca.

Ahora estoy aquí, encerrado en una celda de esta perrera municipal con el espacio justo para estirarse y dar un par de vueltas. La comida es bastante escasa y a veces no llega para todos. Estoy encerrado con Tina, una preciosa cocker. O supongo que lo sería en tiempos, porque ahora, vieja y consumida, ha perdido mucho pelo y está famélica. No durará mucho, me temo. Por un lado me apena, pues hicimos muy buenas migas desde el principio. Su vida es muy similar a la mía, salvo en que a ella la abandonaron por vieja y por tener ya muchas enfermedades. Los Nicotina, nos llaman los demás, jajajaja. Ya ves, hay algo de humor amargo hasta en este pozo de mierda… en realidad, por otro lado me alegra. Ya le queda menos para poder descansar en paz y partir de este mundo injusto y despiadado.

El pobre Jess, nuestro antiguo vecino de arriba, afortunadamente ya puede descansar. Su historia es posiblemente de las peores de por aquí. Fue un excelente perro de caza, como buen setter inglés, hasta que se hizo viejo y fue perdiendo facultades. Entonces, su dueño lo llevó al bosque, como si fueran a cazar un día de tantos, y lo intentó ahorcar y destrozarle las tripas. Un guarda forestal lo encontró vivo de puro milagro, y lo llevaron aquí. Tenía laceraciones y heridas por todo el cuerpo, incluso una pata gangrenosa que le tuvieron que amputar. Su dolor era tan intenso que apenas podía hablarnos y por las noches sus aullidos se distinguían claramente por encima de los demás. Su agonía duró casi tres meses. Hace un par de semanas por fin decidieron llevárselo. Sé que ahora estará mucho mejor allá arriba.

Muy poca gente pasa por aquí a vernos, y aún menos personas deciden tomar a alguno a su cuidado. Nuestro aspecto es desaliñado y lo que suele ocurrir es que se sobrepasa la capacidad del centro. Siempre que esto sucede, los encargados se llevan a los más débiles y enfermos de nosotros y… bueno, llegan otros nuevos compañeros. Los más veteranos de entre nosotros, ya vemos la oxidada puerta de la nave como la puerta al paraíso. Cuando has sido escogido para desalojar tu sitio es la mejor salida que existe. Para muchos, la única salida que nos queda. Nadie quiere a unos chuchos malolientes, viejos y enfermos. Sólo piden bonitos cachorros jóvenes como el que yo fui en su día.

Bueno, no te entretengo más. Mis cansados huesos piden, chirriantes, un poco de descanso. Normalmente sería imposible dormir aquí con todo el guirigay que se suele formar, pero el estruendo de la tormenta atenúa los aullidos de dolor y pena, y el golpeteo de la lluvia consigue confundirse con los sollozos de mi compañera de celda. En fin, ya ves. Menudo día de perros.


SiempreEnEstadoDeEspera
 
Mola tu relato theshadowmaker, se ve que es algo que has sacado desde dentro de ti, y has sabido transmitirlo en todo momento. :ok:


Vamos esos críticos, podéis rajar sin piedad....:ok:
 
Gracias tío, teníamos un límite de 4 páginas (eran relatos cortos, que si no a fin de cuentas, más que boletín tendrían que publicar una enciclopedia jajajaja) y eso. Los tuyos tb están estupendamente hechos, a otro nivel, lo mío fue solo un experimento sin más jeje.

Vamos los demás, que seguro que por aquí hay gente que escribe cosillas!! :)
 
Bueno, los relatos no son nada especial, ya que como he dicho, las condiciones en las que los escribí, no son nada alentadoras, pero la verdad es que el tema de haber compartido espacio en un mismo libro junto a Rubén Darío, Leopoldo Alas, etc, con el relato que he dejado en el link de megaupload en el primer post, ha sido todo un honor y una satisfacción enorme. :ok:
 
C
me mola la iniciativa chicos, por eso la unifique, y por eso aporto mi granito de arena con un relato que surgio una tarde-noche de invierno, hacia frio y diluviaba, como no podia ser de otra forma...os dejo con él

"Superstición es el nombre que da el incrédulo a todo aquello que escapa a su comprensión.

Apenas se imaginaba el cazador de lobos que, en aquella fría noche, bajo los recios abetos cubiertos por la nieve, la presa era él. Al caer la noche debieron haber regresado a la cabaña tras una infructuosa jornada sin la aparición del temido lobo, pero a veces el orgullo manda, y decidieron permanecer en el puesto. Pero todo un día de espera, la fatiga y el frío de la noche provocaron que poco a poco el cazador fuese cayendo en un sueño, obligado por su propio cuerpo.

Pasaban las 4 de la madrugada cuando el silencio de la noche fue roto por un leve chasquido, el ruido de la nieve aplastada, la respiración agitada del viejo reno que utilizaban de cebo…
El cazador salio del sueño, percatándose de que algo se acercaba, ¡los lobos! ¡por fin los lobos!, pensó, y al girar la cabeza hacia la izquierda se dio cuenta de que su guía, un lapón nativo, también había sucumbido al sueño. Mientras se acercaba a él para despertarlo, procurando no espantar a los lobos, se percato del reguero púrpura que corría colina abajo, naciendo en el cuello de su compañero. En ese momento un flash-back acudió a su mente, aquel viejo loco en la taberna contando historias de vampiros; ahora entendía que no eran cuentos para asustar a niños… pero ya era demasiado tarde…

Le saco de sus pensamientos una inapreciable bajada de la temperatura, una sensación de presencia. ¿Había algo allí? Puede que si o puede que no, no tuvo tiempo de dudar, el beso de la muerte le rozó la piel tan sutilmente que no supo si fue cierto o fueron imaginaciones suyas producto del miedo.

Al despuntar el alba, a la mañana siguiente, su cuerpo yacía tan frío como los copos de nieve que comenzaban a caer."
 
Bueno, me animo y os dejo un relato corto:

"Una escalera cualquiera"




"La solia ver bajar las escaleras,morena y menuda,apenas llegaba al pasamanos,su mirada triste decia que no entendia nada.
Su madre era la nueva vecina del edificio,una mujer aun joven,de vida disipada,de las que llegan todos los dias de madrugada,de las que suben cada dia con un hombre distinto,el blanco perfecto de las vecinas mas alcahuetas
Se rumoreaba que no queria a su pequeña hija,que la trataba mal,que le gritaba,que era el fruto de una relacion con el unico hombre al que habia llegado a amar,y que su presencia le recordaba su posterior abandono,su huida sin palabras,su infelicidad actual.


Una tarde de verano la policia entro en el edificio,acompañados de unos funcionarios del juzgado.Mis amigos y yo nos arremolinamos alrededor del patio,bromeando sobre la presencia policial en nuestra anonima calle en la que nunca ocurria nada.
Al cabo de un rato la puerta del patio se abrio y los funcionarios sacaron un pequeño bulto en un saco de plastico.De inmediato supe que era ella,y comprendi de un golpe su mirada resignada que la hacia aparentar mas edad que los 4 o 5 años que debia tener.Sin ver su rostro ya sin vida,tuve la certeza de que su mueca seria de descanso absoluto y de que al fin comprendia por que habia sido tan odiada...ella que habia sido engendrada con tanto amor.


De esto hace muchos años,pero a veces,algun domingo por la mañana en que vuelvo de visita a mi antigua casa,mientras espero que el viejo ascensor baje no puedo evitar
mirar el primer rellano de la escalera que,a pesar de la luz artificial, esta siempre en penumbra,como guardando un luto que nadie se explica, y recordar cuando la veia aparecer,siempre silenciosa,mirandote sin reprocharte nada,como pidiendo perdon por existir.Pero lo peor es que ni siquiera recuerdo su nombre."
 
Los libros de historias cortas son los que más me gustan leer, sea cual sea su temática o su autor.

Para aportar algo al hilo, hace tiempo vi una entrevista a un autor de microcuentos, que son historias lo más cortas posible que dan mucho que pensar. Recuerdo dos que contó:

Una es esta:

-"Esta mañana, todos, absolutamente todos los habitantes de Madrid se levantaron con azúcar en los labios, pero sólo se dieron cuenta los que se besaron"

Y la otra:

-"Y cuando despertó, el dragón seguía allí"
 
Batakazo dijo:
-"Esta mañana, todos, absolutamente todos los habitantes de Madrid se levantaron con azúcar en los labios, pero sólo se dieron cuenta los que se besaron"

Me encanta.

¿Quién era el autor? Me encantaría colgar este microcuento en mi blog.

Por cierto, Carles, hace días leí tus relatos y no tuve tiempo de poner nada en el hilo. Me han gustado todos. :)
 
C
Segundo relato de vampiros, recien salido del horno:ok:

Avanzaba firme en la penumbra, sin apretar el paso, sin temer que en aquella oscuridad alguien le asaltase y la muerte lo tomase de improviso, sin testigos. A pesar de su espesa melena, solo había que fijarse en su masculina planta para percatarse de lo que realmente era. No sentía el frío, él era el frío, solo un reducto de calor en la sobrecogedora estampa, sus mejillas arreboladas, pero por una sangre que no era la suya. Fue entonces, y solo entonces, cuando se permitió el lujo y placer de recordar…

Marlenne sorteaba los charcos mientras regresaba a su hogar, apenas los veía por culpa de la pobre iluminación de aquel decadente barrio de Londres. Cuán diferente era aquello de la floreciente Paris en la que se encontraba hacia pocos meses.
Esto es digno de una película de miedo, pensó mientras apuraba el último trayecto. Algo la alertó al pasar bajo su ventana, aunque objetivamente todo permaneciese tal como lo dejó al marcharse. Tras sacudirse las pegajosas gotas del abrigo entró por fin en aquel primer piso en el que vivía de alquiler. Se podría decir que la humedad ascendía directamente de las alcantarillas hasta sus pies. Dejó en el colgador su desgastado abrigo, pareciese que llevaba 25 años siendo utilizado día tras día, desde el momento en que ella nació, justo un día como hoy. Sin saber el porqué, pero convencida, dirigió sus pasos hacia la angosta cocina. No sabia que esperaba ver allí, pero nada rompía la normalidad… hasta que aquella maltrecha farola de la calle chisporroteó, y entonces fue cuando lo vio. Solo se percató de su mirada gris y de la taza de café humeante que tenia entre sus manos, pero no era para él, ni para ella.
Como a cámara lenta vio a la taza precipitarse hacia el suelo, pero al contrario de lo que pensaba, no la vio estrellarse contra las frías baldosas, ya estaba muerta…

Relamiéndose aun los colmillos, aquel hombre alto, de tez pálida y melena negra como la noche continuó discurriendo por la calle, con ese paso contundente tan personal. Un día menos en la eternidad.


Personalmente me gusta mas que el anterior, aunque tienen estilos distintos, pero acostumbrado a tragarme las cronicas vampiricas de anne rice, este relato bastante mas detallista y descriptivo se acerca mas a lo que tanto he leido.
 
¡
Lux dijo:
Me encanta.

¿Quién era el autor? Me encantaría colgar este microcuento en mi blog.

Por cierto, Carles, hace días leí tus relatos y no tuve tiempo de poner nada en el hilo. Me han gustado todos. :)

Pues si no me equivoco,el autor es Augusto Monterroso.
Son muy buenos sus micro-cuentos.Muy recomendables! :ok:

A ver si saco un rato para leerme los relatos que habéis escrito. :)

Saludos!
 
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