La historia del metrónomo

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El metrónomo, click, claqueta, claca, etc. es nuestro fiel compañero. Un dispositivo para medir el tempo o pulso a través de BPM, beats per minute o pulsos por minuto. Un truco es pensar que el segundero del reloj nos marca siempre una velocidad de 60 BPM.

Siempre con nosotros en el local de ensayo y en directo, hardware o software, nos obliga, como si un director de orquesta se tratase, a seguir su precisa batuta mientras nos ayuda a aprender a llevar un buen tempo, mantenerlo y darnos cuenta de nuestros logros y fracasos. Es sin duda nuestro amigo más sincero a la hora de practicar, ya que no entra en juicios de valor; o lo sigues o no; si vas con él perfectamente, se convierte en un miembro más de tu grupo de música, pero si no, se encarga de mostrarte la realidad objetiva de dónde está el pulso y cómo de lejos estás cayendo fuera de él. A mí me gusta pensar en él como un músico con el que tocas que simplemente tiene un tempo perfecto, brindándote la oportunidad de aprender esa habilidad que le caracteriza.

Pero ¿Cómo ha llegado a nuestros días el metrónomo? Desde luego no fue un invento creado de un día para otro y tampoco se le puede atribuir a un único inventor, sino a una serie de personas muy ingeniosas que a lo largo de siglos participaron en la evolución de nuestro dispositivo favorito. Os dejo con la historia del metrónomo.

La primera referencia la encontramos en la península ibérica de la mano de Abbas Ibn Firnas, un inventor andalusí de origen bereber al que, además de otorgársele la fama de haber intentado el primer vuelo, también fue la primera persona que se puso manos a la obra para crear nuestro práctico dispositivo musical en el siglo IX, probablemente para ayudar a sus alumnos a la hora de practicar música, ya que fue el primer profesor en la Escuela de Música de Ziryab en Córdoba. Es una pena pero no se conserva más que registro escrito de este invento.

La siguiente referencia histórica, como muchas referencias tecnológicas del siglo XVI, nos lleva a
la Toscana italiana, a 1581 concretamente y a la figura de Galileo Galilei quien se dio cuenta del isocronismo del péndulo, o en otras palabras, descubrió que los péndulos vibraban al mismo tiempo dando igual si la amplitud de estos era grande o pequeña, algo que determinará los siguientes acontecimientos.

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Casi un siglo pasó hasta que el péndulo se aplicase en los relojes de la mano de Christian Huyghens hacia 1659 y George Graham cerca de 1715, incluyendo en estos un mecanismo de escape que otorgaba al péndulo impulsos que lo mantenían en movimiento constante, algo clave en el desarrollo de lo que más tarde sería el metrónomo como conocemos hoy en día.

En 1696, Etieune Loulie desarrolló el primer metrónomo graduado, una máquina de dos metros de altura que constaba de un péndulo que oscilaba sin sonido alguno. Este invento no llegó muy lejos ya que no incluía el mecanismo de escape citado anteriormente que permitía al péndulo mantenerse en movimiento.

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Más de un siglo tuvo que pasar hasta que en 1814, en Ámsterdam, Dietrich Nikolaus Winkel inventara un cronómetro musical mecánico que llamó tanto la atención de su compatriota Johann Maelzel que no pudo hacer más que copiar vilmente e incorporar las ideas de Winkel para patentar lo que se conoce como el metrónomo de Maelzel en 1815. Lo único que diferenciaba esta copia de la de su legítimo inventor fue la adición de una escala.

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Mediante este invento, compuesto por un péndulo y una polea regulable, se podía marcar un tempo más lento o más rápido y se tardó poco en definir con precisión la velocidad de ejecución de las piezas musicales, las cuales antes tomaban como referencia el pulso medio humano, probablemente no muy certero como estuvieses nervioso o hubieses tomado café. Uno de los pioneros en esta empresa de marcar el tempo de sus composiciones fue Ludwig van Beethoven en 1817.

A partir de entonces, el metrónomo ha cosechado muchas mejoras, desde la posibilidad de contar compases diferentes, ser visto en diferentes tamaños, haber entrado en la era digital y ahora estar con nosotros en forma de aplicaciones móviles de las que hablaremos pronto.

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Espero que hayas encontrado este artículo interesante y sepas un poco más acerca del metrónomo, un invento que literalmente ha marcado el ritmo de la historia.
 
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