La historia de los rudimentos de batería

Si alguna vez te has preguntado, mientras con destreza intentas domar los entresijos de los rudimentos de batería, de dónde provienen, quién los inventó, cómo se dieron a conocer... aquí tienes tu respuesta, o por lo menos un pedacito pequeño del puzzle que forma la historia de los rudimentos de batería.

Aunque datan del 5500 AC los primeros tambores, hechos con piel de cocodrilo en China y sabemos también que entre el 1000 y el 500 AC los habitantes de Sri Lanka y Africa ya usaban la percusión como medio de comunicación a larga distancia (como internet ahora, vaya), no fue hasta 1612 en Basilea, Suiza, cuando tuvo lugar la aparición del primer recopilatorio de rudimentos escritos. Por lo visto, en esta ciudad a las orillas del Rin, cerca de la frontera con Francia y Alemania, esto de los paradiddles les ha gustado mucho, y durante mucho tiempo, tanto así que han acabado teniendo hasta denominación de origen “Basel Drumming” muy popular en la región. En el Carnaval, que llaman "Fasnacht", podemos ver a cientos de ejecutantes de esta corriente rudimental.

He dicho que el primer “Stick Control” suizo data del siglo XVII, pero el origen se remonta a la Edad Media, concretamente al año 1386, cuando se registró en la batalla de Sempach el primer rudimento, utilizado por los mercenarios suizos para comunicar órdenes y coordinar la marcha y formación de las tropas. Parece ser que llevar bien el tempo es algo que los suizos han sabido aprovechar, quizás por ello tengan fama de buenos relojeros.

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Estos tamborileros que redoblaban al son de la guerra con un instrumento de madera semejante a la caja llamado “tabor”, y no contentos con su percusiva labor y con esquivar espadazos del bando contrario, simultáneamente repicaban con el pífano, un tipo de flauta aguda. Pronto estos multiinstrumentistas y astutos militares tuvieron la ocurrencia de que quizás podrían ocuparse unos solo del pífano y otros solo del tabor, dando comienzo a la era de las dos baquetas y los rudimentos que se asemejan más a los que conocemos ahora.

El uso de dos baquetas abrió la posibilidad de crear ritmos y patrones más complejos que serían aprendidos por grupos de percusionistas militares, los cuales debían ejecutar milimétricamente ya que al usarse estos ritmos como órdenes en la batalla habían de ser perfectamente inteligibles por las tropas. Los rudimentos se aprendían oralmente a través de onomatopeyas como por ejemplo “dada mama” refiriéndose a los grupos de semicorcheas, algo que nos puede recordar al “takadimi” del alfabeto rítmico presente en la música carnática india.

Un momento, estamos hablando de suizos, pero cada nación posee en mayor o menor medida una tradición rudimental. ¿Cómo se extendió todo esto? Durante el Renacimiento, Europa estuvo plagada de conflictos bélicos religiosos y en 1515 tuvo lugar la Batalla de Marignano con dos bandos beligerantes: “La Liga de Blois” compuesta por el Reino de Francia y Reino de Venecia y “La Santa Liga” que contaba con la Confederación Helvética (Suiza) y el Ducado de Milán. Tras la aplastante victoria de los Franceses, Francisco I de Francia integró batallones suizos y sus tambores a la armada francesa donde comenzó una larga tradición de percusión rudimental que podemos empezar a atisbar con las transcripciones onomatopéyicas de los tambores de guerra franceses en la “Orchéstrographie” de Thoinot Arbeau de 1588.

La expansión de los rudimentos era inevitable, eran un método infalible para comunicar órdenes en el campo de batalla, así que esta práctica se fue extendiendo por Europa formándose en cada nación una serie de rudimentos específicos que no solo servían ya para distinguir cada país a oído en el campo de batalla, sino para formar tropas en los campamentos, entretener e incluso conmemorar a los caídos en los funerales. Suecia (que no Suiza), Prusia (Alemania), Holanda, Italia, Rusia y hasta España se sumaron a la moda de los paradiddles bélicos, de hecho, nuestro primer aporte es el "Libro de la Ordenanza Delos Toques de Pifanos y Tambores Que se tocan Nuevamente en la Infantería Española Compuestos por Dn Manuel Espinosa 1761". Parece que el pífano y los tambores, aunque ejecutados por personas diferentes, siguieron teniendo presencia y de hecho el término “drum and fife” (tambor y pífano) ha sido tradición entre los escoceses y británicos, estos últimos siendo responsables de la exportación intercontinental de los rudimentos hacia las colonias americanas en el periodo de la Revolución de 1770.

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En 1778 comenzaron la publicaciones que organizaban formalmente los rudimentos en el “Blue Book”, listados en prosa por Friedrich Wilhelm von Steuben y también en ese mismo año se publicó “A Revolutionary War Drummers Book” donde se encontraban 20 “drum beatings”, esta vez escritos en notación musical. Llevamos un rato hablando de rudimentos, pero en realidad hasta este momento de la historia nuestros protagonistas fueron anónimos y el encargado de otorgarles el nombre que no has parado de leer en este texto fue el Coronel Charles Stewart Ashworth en 1812.


En los años sucesivos, múltiples manuales de (ahora sí que lo decimos conociendo la palabra) rudimentos aparecieron y continuó la producción en la Guerra Civil Americana de 1861 a 1865. Pocos años después, en 1869, Gardiner A. Strube publicó su manual donde se recogían prácticas utilizadas durante el conflicto y que fue de gran influencia para generaciones venideras, como la de William F. Ludwig (si, el de la marca de baterías) que, junto al libro de Bruce & Emmet de 1862, decía de estos dos que “deberían obtener el reconocimiento por el firme establecimiento de los rudimentos que tenemos ahora”.
En 1925 Stanford Augustus Moeller, Gus para los amigos, el del método Moeller, publicó su “Instructor in the art of snare drumming” donde había un listado de rudimentos y que estaba destinado a bateristas civiles, no militares. Buena cuenta de ello dieron sus pupilos Gene Krupa o Jim Chapin entre otros acercando estas prácticas al set de batería. 25 años después Leedy y Ludwig reeditarían el método de Moeller con el nombre “The Moeller Book: The art of snare drumming”.


Se veía venir que tarde o temprano alguien tendría que ocuparse de poner orden a todas estas listas de rudimentos desperdigadas por todas partes, así que en 1932, 13 personas, entre ellas William F. Ludwig, Sr y George Lawrence Stone (el del archiconocido Stick Control) fundaron The National Association of Rudimental Drummers o NARD con el propósito de estandarizar los rudimentos y disipar la idea de que los rudimentos sólo eran para militares.

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Estos 13 miembros publicaron una primera lista de 13 rudimentos en 1933 “The 13 Essential Rudiments” al que le siguió en 1936 “The 13 Rudiments to Complete the 26 Standard American Drum Rudiments”. Esta segunda lista completaba los 13 rudimentos anteriores y dejaba un total de 26 rudimentos de NARD, que corresponden exactamente a 25 lecciones del libro de Gardiner A. Strube que citamos antes con la única adición del Single Stroke Roll.
En 1977 NARD cerró sus puertas y sus 26 siguieron siendo el estándar hasta 1984, cuando la Percussive Arts Society o PAS, añadió 14 rudimentos más a la lista confeccionada por NARD y publicó “PAS 40 International Snare Drum Rudiments” que son los 40 rudimentos que conocemos hoy en día.
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Entre tanto, Alfons Grieder, percusionista suizo que estudió con Fritz Berger el tradicional estilo de Basilea, se encargó de dar a conocer y extender esta corriente rudimental suiza en la segunda mitad del Siglo XX, cosa que hemos podido contemplar en agrupaciones de Drum Corps americanas, es más, en 1971 se fundó Drum Corps International cuyos percusionistas han expandido el vocabulario rudimental americano incluyendo rudimentos suizos e híbridos creando infinidad de nuevos patrones.

En los últimos años, algunos instructores han creado nuevos métodos centrándose en los rudimentos híbridos, John Wooton con “Rudimental Remedies” o Bill Bachman con “Rudimental Logic”, ambos instructores y directores de drum corps o Ryan Bloom con su “Encyclopedia Rudimentia”.
A este lado del charco, y principalmente en países de habla germana, Clauss Hessler junto a la Percussion Creativ han sido los impulsores del desarrollo y catalogación de los rudimentos. El Códex de 42 Rudimentos propuesto por estos combina rudimentos americanos con franceses y suizos y ha sido presentado a la UNESCO como herencia intangible de la humanidad.

Ahora es el momento de volver a nuestro pad y practicar nuestros rudimentos sintiendo el peso de la historia en nuestras baquetas.
 
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