Y
Os cuento cuál es la situación.
Desde hace varios años, un par de amigos se venían juntando para tocar juntos la guitarra en la academia donde trabaja uno de ellos. Poco después se les unió otro colega para tocar el bajo y, pasado un tiempo me uní yo, primero como cantante y luego como batería.
Al poco de comprar la batería, una electrónica así para empezar, se unió como cantante la novia de uno de los guitarristas. Poco a poco fuimos empezando a tocar temas nuevos, descartando otros que nos veíamos incapaces de hacer sonar con un mínimo de decencia… También fueron mejorando poco a poco los equipos; yo me compré por fin una batería acústica, el resto de la gente se compró unos amplis mejores, y acabamos alquilando un pequeño local donde pudiéramos ensayar sin molestar demasiado al personal.
El caso es que, en los últimos meses, la pareja (ahora marido y mujer) apenas venían por los ensayos; la verdad es que nunca hemos tenido grandes aspiraciones como grupo, pero si de cinco faltan dos habitualmente la cosa acaba quedándose bastante coja. Finalmente, a finales del mes pasado nos dijeron que habían decidido dejar el grupo, que seguirían viniendo hasta final de año y, obviamente, contribuyendo hasta entonces a pagar su parte del local.
En el momento, pues es un palo bastante gordo. Nos empezamos a plantear la posibilidad de que nos quedáramos solos los tres, con lo que nos tendríamos que ir del local (que además de lugar de ensayo servía para montar unas fiestas cojonudas; algún día os pondré fotos del sitio, que parece de peli gore) y dejar el repertorio que ya teníamos más o menos currado para empezar de cero con temas distintos en los que, además, tendríamos que empezar a cantar alguno de los que quedábamos.
La cosa pintaba bastante mal. Pero, por suerte, una de las bajas parece bastante fácil de solucionar. Como os decía antes, el guitarrista que se queda trabaja en una academia, y da clase a chavales desde la E.S.O hasta estudiantes de ingenierías. Uno de sus alumnos da clases de guitarra, y le ha puesto en contacto con un chico que acaba de empezar a tocar la guitarra hace unos meses, y que le pone bastantes ganas a eso de tocar.
Para el tema del/la cantante: hace una semana pasamos por un local del ayuntamiento para los grupos de música de Lugo, y allí encontramos un cartel en el que se ofrecía cantante, y dejaba un móvil para mandarle un SMS. Le mandamos un mensaje, y ayer recibimos respuesta, de modo que hemos quedado para este sábado en el que haremos la prueba, aunque a poco que le guste la clase de música que hacemos y esté dipuesto/a a pagar su parte del local, me imagino que no habrá problema para que se quede con nosotros. Lo curioso es que ni por el cartel ni por el SMS ha habido forma de que sepamos si es tío o tía, aunque esto último es simplemente una curiosidad (yo preferiría un tío, a menos que siendo tía se parezca a Cristina Scabbia y tenga la voz de Bonnie Tayler).
Además de todo esto, el anuncio de la marcha de dos componentes del grupo me ha servido como estímulo para retomar un tema que había empezado a componer el guitarrista “que se queda”, y que llevaba meses abandonado y sin futuro. Tengo casi acabada la letra, y falta por preparar una melodía vocal un poco decente, pero si la cosa sigue a buen ritmo en un par de meses podemos tener la versión 1.0 del dichoso tema de las narices.
Y eso es todo. Como dice el título del post: algo viejo acaba y empieza algo distinto. No hay rencores ni rupturas traumáticas, sólo un poco la sensación de algo que se acaba. Antes en el grupo todos éramos colegas desde hace años, y más o menos de la misma edad. Ahora empezarán un par de nuevos miembros, probablemente más jóvenes; también es probable que empiece a haber fricciones o diferencias creativas… No sé si será mejor o peor. Lo que teníamos hasta ahora era algo de “los colegas”, ya me entendéis; lo que viene ahora será distinto y, al menos en un primer momento, resulta estimulante.
Y nada más, siento la chapa pero tenía ganas de sacármelo de dentro. Ya os iré contando poco a poco cómo van las cosas.
Desde hace varios años, un par de amigos se venían juntando para tocar juntos la guitarra en la academia donde trabaja uno de ellos. Poco después se les unió otro colega para tocar el bajo y, pasado un tiempo me uní yo, primero como cantante y luego como batería.
Al poco de comprar la batería, una electrónica así para empezar, se unió como cantante la novia de uno de los guitarristas. Poco a poco fuimos empezando a tocar temas nuevos, descartando otros que nos veíamos incapaces de hacer sonar con un mínimo de decencia… También fueron mejorando poco a poco los equipos; yo me compré por fin una batería acústica, el resto de la gente se compró unos amplis mejores, y acabamos alquilando un pequeño local donde pudiéramos ensayar sin molestar demasiado al personal.
El caso es que, en los últimos meses, la pareja (ahora marido y mujer) apenas venían por los ensayos; la verdad es que nunca hemos tenido grandes aspiraciones como grupo, pero si de cinco faltan dos habitualmente la cosa acaba quedándose bastante coja. Finalmente, a finales del mes pasado nos dijeron que habían decidido dejar el grupo, que seguirían viniendo hasta final de año y, obviamente, contribuyendo hasta entonces a pagar su parte del local.
En el momento, pues es un palo bastante gordo. Nos empezamos a plantear la posibilidad de que nos quedáramos solos los tres, con lo que nos tendríamos que ir del local (que además de lugar de ensayo servía para montar unas fiestas cojonudas; algún día os pondré fotos del sitio, que parece de peli gore) y dejar el repertorio que ya teníamos más o menos currado para empezar de cero con temas distintos en los que, además, tendríamos que empezar a cantar alguno de los que quedábamos.
La cosa pintaba bastante mal. Pero, por suerte, una de las bajas parece bastante fácil de solucionar. Como os decía antes, el guitarrista que se queda trabaja en una academia, y da clase a chavales desde la E.S.O hasta estudiantes de ingenierías. Uno de sus alumnos da clases de guitarra, y le ha puesto en contacto con un chico que acaba de empezar a tocar la guitarra hace unos meses, y que le pone bastantes ganas a eso de tocar.
Para el tema del/la cantante: hace una semana pasamos por un local del ayuntamiento para los grupos de música de Lugo, y allí encontramos un cartel en el que se ofrecía cantante, y dejaba un móvil para mandarle un SMS. Le mandamos un mensaje, y ayer recibimos respuesta, de modo que hemos quedado para este sábado en el que haremos la prueba, aunque a poco que le guste la clase de música que hacemos y esté dipuesto/a a pagar su parte del local, me imagino que no habrá problema para que se quede con nosotros. Lo curioso es que ni por el cartel ni por el SMS ha habido forma de que sepamos si es tío o tía, aunque esto último es simplemente una curiosidad (yo preferiría un tío, a menos que siendo tía se parezca a Cristina Scabbia y tenga la voz de Bonnie Tayler).
Además de todo esto, el anuncio de la marcha de dos componentes del grupo me ha servido como estímulo para retomar un tema que había empezado a componer el guitarrista “que se queda”, y que llevaba meses abandonado y sin futuro. Tengo casi acabada la letra, y falta por preparar una melodía vocal un poco decente, pero si la cosa sigue a buen ritmo en un par de meses podemos tener la versión 1.0 del dichoso tema de las narices.
Y eso es todo. Como dice el título del post: algo viejo acaba y empieza algo distinto. No hay rencores ni rupturas traumáticas, sólo un poco la sensación de algo que se acaba. Antes en el grupo todos éramos colegas desde hace años, y más o menos de la misma edad. Ahora empezarán un par de nuevos miembros, probablemente más jóvenes; también es probable que empiece a haber fricciones o diferencias creativas… No sé si será mejor o peor. Lo que teníamos hasta ahora era algo de “los colegas”, ya me entendéis; lo que viene ahora será distinto y, al menos en un primer momento, resulta estimulante.
Y nada más, siento la chapa pero tenía ganas de sacármelo de dentro. Ya os iré contando poco a poco cómo van las cosas.
