Sí, me acabo de enterar. Casi que ha sido mejor acabar ya, Clarence el Gigante hacía demasiado tiempo que sufría.
¿Recordáis cuando vinieron en los '90 a Barcelona y llenaban el Camp Nou? Mira que ya hacía años que estaban juntos, mira que ya no eran jovencitos, que tal vez ya les tocaba calmarse y se más serios, aunque sólo fuera por cuidar el físico... Pues bien, un amigo mío de la época que trabajaba en el Hotel Arts donde se alojaba toda la E-Street Band se encuentra haciendo un recorrido rutinario por los pasillos de una de las plantas. Todo es calma y silencio...
Hasta que se oyen las puertas de un ascensor lejano, y de pronto unos golpes que parecen provenir de las paredes y el suelo: alguien debe haber sufrido una caída. Mi amigo acelera el paso, y cuando está a punto de torcer la esquina del pasillo oye unos nuevos golpes y unas risas. Risas descontroladas de unos tipos que no pueden aguantarse y ríen cada vez más.
Más golpes, mi amigo frunce el ceño, dispuesto a soltar una reprimenda a ese grupo tan ruidoso de extranjeros borrachos. Dobla la esquina con paso rápido y, de pronto, se detiene...
Lo que mi amigo ve es, básicamente, la enorme humanidad negra de Clarence Clemmons, tambaleándose de lado a lado del pasillo, con la su enorme mandíbula y sus blanquísimos dientes desencajados por las risas, siendo aguantado de pie por un inconfundible aunque borrachísimo Bruce Springsteen, con su característica camisa arremangada, intentando no reír a cada golpe con paredes o puertas. Ambos se detienen un instante al ver a mi amigo, pulcramente vestido con su uniforme y corbata distintivos del hotel, con la cara entre seria y desconcertada.
Entonces, el Boss, en un intento de compostura, intenta mantener su torcida boca quieta, se seca los lagrimones y sorbe la nariz, le da unos golpecitos a Clemons "hold on, Clarence, hold on, xssst...", le susurra, y se dirige hacia ese empleado del hotel con las palabras "oh, sir, we're so sorry, we're so sorry...uh...uh...HAHAHAHAHA!..." y ambos vuelven a reír y emprenden su caótica marcha hacia una de las habitaciones. Finalmente, alguien abre una puerta desde dentro y unas manos agarran la camisa del Boss, mientras éste tira de la montaña de músculos hacia dentro y se oyen gritos y risas desde dentro de la habitación.
Al día siguiente, Bruce Springsteen y la E-Street Band dieron uno de los mejores conciertos que se recuerdan en la historia del Rock, dicho por ellos y por toda la prensa mundial.
Y mi amigo aún dice que, aunque él jamás fue fan del Boss, ha visto pocas escenas que le transmitieran tanta amistad entre dos personas como aquella noche en Barcelona...
