Es 1.991, y me encuentro en el aeropuerto de Heathrow, Londres. Vengo de Moscú, Chipre, Yemen y Nairobi. Hace dos meses que no conecto con la civilización occidental, y tengo tres horas por delante hasta el avión que me devolverá a Barcelona.
Tengo noticias imprecisas de que algo se está cociendo en el mundo de la música, y hay cuatro nombres desconocidos en mi cabeza: Alice in Chains, Soundgarden, Nirvana y Pearl Jam. El NME, Mojo, Rolling Stone y Melody Maker de los quioscos van llenos de fotos de caras nuevas, tipos con actitud apática, pelos sucios y ropas más de excursionista que de otra cosa. Hasta Kerrang! o Metal Hammer parecen poseídas por el hechizo de esos tipos que no sonríen nunca ni tampoco se afeitan. Si creen que voy a comprar una revista atraído por esos caretos tan anti-glamourosos van listos...
El tiempo pasa y me estoy aburriendo.
Pienso en esas portadas y tanta unanimidad me da qué pensar. ¿Dónde están Whitesnake? ¿Se ha tragado la tierra a The Cult? ¿Estoy en Londres o en Kapurtala? ¿He viajado en el tiempo? Vale que en realidad llevo meses muy ocupado sin prestar atención al Rock, pero aquí hay algo que no cuadra...
Finalmente, hastiado de aburrimiento y lleno de curiosidad, tomo una decisión: entraré en la tienda de discos a echar un vistazo.
Me llama la atención toda una columna llena de CD's rojizos. Ahí está, Pearl Jam, Ten. Creo recordar vagamente un clip en blanco y negro, con gente surfeando entre las cabezas del público, y un cantante con una voz muy carismática. Me animo, probaré una galleta a ver si me gusta el sabor.
Pago y salgo de la tienda. Pongo el cassette en el walkman y me siento en un banco. Veinte minutos después no salgo de mi asombro. Ese batería toca como... como... como Dios!!! Esa música ¿de dónde les ha salido? ¡¡Esa panda de harapientos va a joder el Heavy Metal!!
Vaya si lo jodieron. O se jodió a sí mismo, quién sabe. El mundo giró una vez más y ya no hubo lugar para los Poison's y los Scorpions de este planeta durante muchos años. Teníamos por delante una nueva época llena de nihilismo y depresión existencial pero joder... ¡¡¡qué discos!!!
Para mí, "Ten" fue el principio de la década de los jerseys largos y el reinado del desencanto con muchas cosas. Musicalmente, para mí el mundo se divide en dos: los que vivieron los ochenta y los que nacieron demasiado tarde. Francamente, música grandiosa pero se perdieron algo infinitamente más divertido e inocente. Ahora WASP no asustan ni a las monjas, pero hubo una época en que ser una estrella era algo que hacía sonreír a todos, a las estrellas y a los estrellados.
Por cierto, pensad en esto: ¿cuáles eran los ídolos de Cobain, Vedder y cía.? ¿Os suenan un tal Dickinson y un tal Halford? Por lo menos estos últimos jamás sintieron vergüenza de pertenecer al Olimpo. Y, como los Dioses que son, ahí siguen sin prestar demasiada atención a los asuntos del mundo que gira...
Tengo noticias imprecisas de que algo se está cociendo en el mundo de la música, y hay cuatro nombres desconocidos en mi cabeza: Alice in Chains, Soundgarden, Nirvana y Pearl Jam. El NME, Mojo, Rolling Stone y Melody Maker de los quioscos van llenos de fotos de caras nuevas, tipos con actitud apática, pelos sucios y ropas más de excursionista que de otra cosa. Hasta Kerrang! o Metal Hammer parecen poseídas por el hechizo de esos tipos que no sonríen nunca ni tampoco se afeitan. Si creen que voy a comprar una revista atraído por esos caretos tan anti-glamourosos van listos...
El tiempo pasa y me estoy aburriendo.
Pienso en esas portadas y tanta unanimidad me da qué pensar. ¿Dónde están Whitesnake? ¿Se ha tragado la tierra a The Cult? ¿Estoy en Londres o en Kapurtala? ¿He viajado en el tiempo? Vale que en realidad llevo meses muy ocupado sin prestar atención al Rock, pero aquí hay algo que no cuadra...
Finalmente, hastiado de aburrimiento y lleno de curiosidad, tomo una decisión: entraré en la tienda de discos a echar un vistazo.
Me llama la atención toda una columna llena de CD's rojizos. Ahí está, Pearl Jam, Ten. Creo recordar vagamente un clip en blanco y negro, con gente surfeando entre las cabezas del público, y un cantante con una voz muy carismática. Me animo, probaré una galleta a ver si me gusta el sabor.
Pago y salgo de la tienda. Pongo el cassette en el walkman y me siento en un banco. Veinte minutos después no salgo de mi asombro. Ese batería toca como... como... como Dios!!! Esa música ¿de dónde les ha salido? ¡¡Esa panda de harapientos va a joder el Heavy Metal!!
Vaya si lo jodieron. O se jodió a sí mismo, quién sabe. El mundo giró una vez más y ya no hubo lugar para los Poison's y los Scorpions de este planeta durante muchos años. Teníamos por delante una nueva época llena de nihilismo y depresión existencial pero joder... ¡¡¡qué discos!!!
Para mí, "Ten" fue el principio de la década de los jerseys largos y el reinado del desencanto con muchas cosas. Musicalmente, para mí el mundo se divide en dos: los que vivieron los ochenta y los que nacieron demasiado tarde. Francamente, música grandiosa pero se perdieron algo infinitamente más divertido e inocente. Ahora WASP no asustan ni a las monjas, pero hubo una época en que ser una estrella era algo que hacía sonreír a todos, a las estrellas y a los estrellados.
Por cierto, pensad en esto: ¿cuáles eran los ídolos de Cobain, Vedder y cía.? ¿Os suenan un tal Dickinson y un tal Halford? Por lo menos estos últimos jamás sintieron vergüenza de pertenecer al Olimpo. Y, como los Dioses que son, ahí siguen sin prestar demasiada atención a los asuntos del mundo que gira...
