Yo también los vi hace unos 10 años; de aquella, como sabréis, se llevaba mucho el rollo grunge y a Dover les tocó la lotería de ser, para las grandes discográficas, los Smashing Pumpkins o Nirvana españoles. Dover cumplieron su papel y punto: no sabían tocar a duras penas, letras sonrojantes y de la voz mejor no hablar; pero tampoco era culpa de ellos, se aprovecharon de la coyuntura y a casa con el dinero. La prueba es el cambio radical de estilo en estos últimos años, sin ningún criterio. Para mí son la prueba más evidente de la estupidez y ceguera de la industria discográfica española y ya de paso, del borreguismo del público: la misma gente que se compraba el disco de Dover pasó a escuchar a Mónica Naranjo y luego a ECDL... De pena.
Saludos!