Después de una temporada de ausencia debido a mi reciente paternidad, me apetecía abrir este hilo respecto a algo sobre lo que he estado reflexionando tras mi también reciente paso por el estudio de grabación.
Lo que viene a continuación a muchos les parecerá obvio, pero mi intención es aportar algo a quien tenga que pasar por el estudio por primera vez, repasando conceptos que nunca deberían dejar de repetirse.
Es importante decir que es una reflexión personal y en un contexto musical bastante standard, es decir de Rock puro y duro. Esto puede no funcionar para otras personas y a lo mejor no cuadrará conceptualmente del todo con otros tipos de música.
Al grano.
Cuando estudiamos batería nos hartamos de hacer paradidles, progresiones, estudiamos lo grandes métodos de los grandes maestros, nos pateamos el stick control y el syncopation estudiándolo de diferentes maneras, a cual más enrevesada, y analizamos esos fantásticos ritmos latinos, funkies o Jazzeros que en nuestros inicios nos parecían imposibles de ejecutar.
Y todo ello, por supuesto, nos hace mejores músicos, nos ayuda a dominar el instrumento y nos hace más polivalentes.
Pero cuando estás en el estudio de grabación, grabando un disco de puro rock&roll, en donde tu ejecución está completamente desnuda frente al espejo, en donde cada detalle es de vital importancia y cada fallo, cada duda, se traduce en un absoluto desastre al que se ve arrastrado todo el tema que estés grabando, en ese momento te das cuenta de las tres máximas que funcionan en el estudio:
- Un tempo increbantable y fluido.
- Menos es más.
- Un back beat, un rimshot y un ataque con el que sacar el 100% del mejor sonido de los tambores.
El primer aspecto es algo que solemos cuidar en las sesiones de estudio, simplemente tenemos que acordarnos siempre de encender el metrónomo para hacer los ejercicios.
El segundo aspecto es ese tópico que puede ser que tengamos presente, pero, muchas veces, el diablillo sentado en nuestro hombro que se alimenta de ego nos hace desviarnos del camino más efectivo para el conjunto de la música.
Y el tercer aspecto ha sido el que me ha decidido a crear este post. Porque cuando estás en el estudio te das cuenta de lo importante que es y de lo poco que se mima este punto.
En el estudio el técnico necesita que bañes los micros con un sonido potente, rico y constante. Necesita que llenes las pistas con uan señal bonita. La caja tiene que mostrar sus armónicos más bonitos y potentes, los toms tienen que sonar profundos y huir del sonido a plástico que produce el golpearlos sin convicción, los platos de ritmo han de sonar con feeling y fluidos.
Y esto se consigue cuidando el rimshot hasta que sea rico y de 1000 golpes 999 te suenen exactamente igual de perfectos. Pasando por los toms con convicción y sin perder ataque y golpeando los platos con más técnica que fuerza.
Despues de tantos años tocando y aprendiendo de buenos maestros y músicos, de repente, en el lugar más inesperado, en un estudio de grabación, recibes una de las mejores lecciones de tu vida. Espero haber conseguido compartirla con vosotros
Lo que viene a continuación a muchos les parecerá obvio, pero mi intención es aportar algo a quien tenga que pasar por el estudio por primera vez, repasando conceptos que nunca deberían dejar de repetirse.
Es importante decir que es una reflexión personal y en un contexto musical bastante standard, es decir de Rock puro y duro. Esto puede no funcionar para otras personas y a lo mejor no cuadrará conceptualmente del todo con otros tipos de música.
Al grano.
Cuando estudiamos batería nos hartamos de hacer paradidles, progresiones, estudiamos lo grandes métodos de los grandes maestros, nos pateamos el stick control y el syncopation estudiándolo de diferentes maneras, a cual más enrevesada, y analizamos esos fantásticos ritmos latinos, funkies o Jazzeros que en nuestros inicios nos parecían imposibles de ejecutar.
Y todo ello, por supuesto, nos hace mejores músicos, nos ayuda a dominar el instrumento y nos hace más polivalentes.
Pero cuando estás en el estudio de grabación, grabando un disco de puro rock&roll, en donde tu ejecución está completamente desnuda frente al espejo, en donde cada detalle es de vital importancia y cada fallo, cada duda, se traduce en un absoluto desastre al que se ve arrastrado todo el tema que estés grabando, en ese momento te das cuenta de las tres máximas que funcionan en el estudio:
- Un tempo increbantable y fluido.
- Menos es más.
- Un back beat, un rimshot y un ataque con el que sacar el 100% del mejor sonido de los tambores.
El primer aspecto es algo que solemos cuidar en las sesiones de estudio, simplemente tenemos que acordarnos siempre de encender el metrónomo para hacer los ejercicios.
El segundo aspecto es ese tópico que puede ser que tengamos presente, pero, muchas veces, el diablillo sentado en nuestro hombro que se alimenta de ego nos hace desviarnos del camino más efectivo para el conjunto de la música.
Y el tercer aspecto ha sido el que me ha decidido a crear este post. Porque cuando estás en el estudio te das cuenta de lo importante que es y de lo poco que se mima este punto.
En el estudio el técnico necesita que bañes los micros con un sonido potente, rico y constante. Necesita que llenes las pistas con uan señal bonita. La caja tiene que mostrar sus armónicos más bonitos y potentes, los toms tienen que sonar profundos y huir del sonido a plástico que produce el golpearlos sin convicción, los platos de ritmo han de sonar con feeling y fluidos.
Y esto se consigue cuidando el rimshot hasta que sea rico y de 1000 golpes 999 te suenen exactamente igual de perfectos. Pasando por los toms con convicción y sin perder ataque y golpeando los platos con más técnica que fuerza.
Despues de tantos años tocando y aprendiendo de buenos maestros y músicos, de repente, en el lugar más inesperado, en un estudio de grabación, recibes una de las mejores lecciones de tu vida. Espero haber conseguido compartirla con vosotros