El hilo de la Presonus Studio Live con Gabrisapiens me ha animado a volverme a mirar las posibilidades que podría tener un baterista para resolver nuestro eterno problema, es decir:
no es una guitarra ni un trombón, la batería son un montón de instrumentos juntos que, además de hacer mucho ruido y necesitar todo un local aislado del resto del universo, nos complica mucho más la vida a la hora de grabarnos. Si además lo que queremos es hacerlo con un mínimo de calidad, pues en principio parece que el presupuesto se puede ir muy muy arriba entre micros, mesa y efectos.
Aparte de esto, está el propio desconocimiento sobre exactamente qué tipo de equipo necesitaría un baterista, agravado por la inmensa cantidad de trastos analógicos y digitales que hay por ahí, entre los cuales elegir se hace todo un reto. Aviso que yo mismo no tengo ni estudio ni demasiada idea, pero me gustaría compratir algunas investigaciones.
Algunos pensaréis que las dos alternativas que propongo cuestan mucho dinero, pero la verdad es que hace pocos años era simplemente impensable que un particular pudiera disponer de estas calidades, y mucho menos a este precio.
ESTUDIO DIGITAL
Este estudio sería digital. Es decir, se trata básicamente de una mesa de mezclas digital (o un módulo en formato rack, que es más o menos lo mismo), una interfaz Firewire y un ordenador. Los micros ya van más según el presupuesto de cada cual.
Si hablamos de mesas de mezcla, las dos mejores alternativas con un presupuesto más que razonable si queremos tener entradas y salidas de sobra, trabajar con pistas separadas, poder enchufar también al resto del grupo, tener posibilidades de expansión y sobre todo, buenos previos para cada entrada de la mesa, todo esto lo traen de sobra la Presonus Studio Live 16/4/2 y la Mackie 1640. La Presonus también está en versión de 24 pistas, que ya se va a más de 3000 pavos. Tanto la Presonus de 16 como la Mackie pueden juntarse con otra mesa de su mismo modelo y tener así 32 canales sin problemas, mientras que su conexión Firewire y sus drivers nos permitirán trabajar sin problemas con cada pista por separado. Ambas mesas traen efectos y ecualización, con lo cual son una solución más que completa para realizar grabaciones muy decentes.
Si no necesitamos tener la imagen "clásica" de una mesa plana, con los faders y las ristras de botoncitos de cada canal, podemos también ir a algo más moderno, como por ejemplo una Motu 828 Hybrid Mk III, que viene a ofrecer prácticamente lo mismo que una mesa pero con compatibilidad para todo tipo de trastos: ADAT, MIDI, DAT, códigos de tiempo, Firewire, USB2, entradas analógicas de línea... o alguno de sus hermanos mayores. Estos trastos se controlan desde el software en el ordenador y también ofrecen ecualización, efectos, etc., y pueden expandirse conectando otro más, y otro... según nuestras necesidades, y es más barato que las dos mesas de mezclas citadas antes. Aunque claro, tambien podemos optar por los hermanos mayores, que en el caso de Motu serían el 896 Mk III y el HD192, pero creo que sus calidades se nos escapan.
B - ESTUDIO ANALÓGICO
Hace un montón de años, sólo había una mesa de mezclas en mi cabeza: la Mackie 32.8. ¿Por qué? Porque, según los catálogos, era la única que ofrecía una determinada calidad y prestaciones a un precio "razonable". Hace años que ya no se fabrica, pero tuvo mucho éxito en medio mundo, ya que era un poco el punto de entrada al mundo realmente profesional. De hecho, en Mackie proclaman orgullosos que muchísimos hits y números 1 de la música pop y rock fueron grabados originalmente con esa mesa, y probablemente tengan razón.
Sin embargo, no hace mucho leí un artículo de principios de los años 2000 en el que un baterista profesional que había hecho sesiones y giras con bastante gente conocida como mercenario de lujo, se había montado un estudio de nivel más o menos profesional en su casa. Este señor era un tal Gavin Harrison (firmes todos), a quien todavía le quedaba un tiempo por conocer a un tal Steven Wilson.
Así que el amigo Gavin el Detallista tenía una gran sala acondicionada y otra al lado más "seca", donde grababa sus baterías sin las prisas que marcan los precios de alquiler de los grandes estudios de grabación, ya que eso es SU casa.
Lo que más me llamó la atención fue que la mesa donde Harrison conectaba su extensa colección de micrófonos era ni más ni menos que la Mackie 32.8, y según él le bastaba y le sobraba. En el momento de esa entrevista que le hacían, la salida de la mesa iba directa a módulos Motu 2408 por línea, y de ahí al Mac via Firewire.
Lo alucinante es que el equipo no es ni mucho menos algo para millonarios, ni algo especialmente profesional. De hecho, ahora que ya es quien es, el amigo Harrison sigue grabando en su mesa Mackie, ylas baterías de "In absentia", "Deadwing" o "Fear of a blank planet" (que han sido alabadas hasta la saciedad en foros de sonido británicos y americanos) fueron grabadas íntegramente ahí, así como otros instrumentos.
En la actualidad, ha cambiado las interfaces 2408 por módulos Apogee Rosetta 800 (que son mucho mejores y mucho más caros), pero poca cosa más. De hecho, lo que más destaca él siempre es la sala, los micros y las habilidades del baterista y el ingeniero que lo graba, o sea, él mismo.
Todo esto lo escribo porque pillar una mesa "clásica" como la Mackie esta o por ejemplo una Soundcraft cuesta ahora mismo poco dinero, y se pueden pasar a digital con cualquier módulo conversor A/D como los Motu 2408 ó el I/O 24 a muy bajo precio, pudiendo obtenerse un estudio con la calidez y sabor analógicos y las ventajas del mundo digital, aparte claro está de una cierta calidad ya más que respetable.
Bueno, he escrito esto a toda mecha y no sé si hay algún error en los nombres o datos que doy, pero me parece lo suficientemente interesante para quien esté pensando en empezar grabaciones un poco serias.
P.D.: se me olvidaba, básicamente lo que necesitamos en cuanto a efectos son ecualización (sí, ya sé que no es exactamente un efecto), limitadores y compresión. Básicamente, los trastos que he comentado llevan todo eso y más...
no es una guitarra ni un trombón, la batería son un montón de instrumentos juntos que, además de hacer mucho ruido y necesitar todo un local aislado del resto del universo, nos complica mucho más la vida a la hora de grabarnos. Si además lo que queremos es hacerlo con un mínimo de calidad, pues en principio parece que el presupuesto se puede ir muy muy arriba entre micros, mesa y efectos.
Aparte de esto, está el propio desconocimiento sobre exactamente qué tipo de equipo necesitaría un baterista, agravado por la inmensa cantidad de trastos analógicos y digitales que hay por ahí, entre los cuales elegir se hace todo un reto. Aviso que yo mismo no tengo ni estudio ni demasiada idea, pero me gustaría compratir algunas investigaciones.
Algunos pensaréis que las dos alternativas que propongo cuestan mucho dinero, pero la verdad es que hace pocos años era simplemente impensable que un particular pudiera disponer de estas calidades, y mucho menos a este precio.
ESTUDIO DIGITAL
Este estudio sería digital. Es decir, se trata básicamente de una mesa de mezclas digital (o un módulo en formato rack, que es más o menos lo mismo), una interfaz Firewire y un ordenador. Los micros ya van más según el presupuesto de cada cual.
Si hablamos de mesas de mezcla, las dos mejores alternativas con un presupuesto más que razonable si queremos tener entradas y salidas de sobra, trabajar con pistas separadas, poder enchufar también al resto del grupo, tener posibilidades de expansión y sobre todo, buenos previos para cada entrada de la mesa, todo esto lo traen de sobra la Presonus Studio Live 16/4/2 y la Mackie 1640. La Presonus también está en versión de 24 pistas, que ya se va a más de 3000 pavos. Tanto la Presonus de 16 como la Mackie pueden juntarse con otra mesa de su mismo modelo y tener así 32 canales sin problemas, mientras que su conexión Firewire y sus drivers nos permitirán trabajar sin problemas con cada pista por separado. Ambas mesas traen efectos y ecualización, con lo cual son una solución más que completa para realizar grabaciones muy decentes.
Si no necesitamos tener la imagen "clásica" de una mesa plana, con los faders y las ristras de botoncitos de cada canal, podemos también ir a algo más moderno, como por ejemplo una Motu 828 Hybrid Mk III, que viene a ofrecer prácticamente lo mismo que una mesa pero con compatibilidad para todo tipo de trastos: ADAT, MIDI, DAT, códigos de tiempo, Firewire, USB2, entradas analógicas de línea... o alguno de sus hermanos mayores. Estos trastos se controlan desde el software en el ordenador y también ofrecen ecualización, efectos, etc., y pueden expandirse conectando otro más, y otro... según nuestras necesidades, y es más barato que las dos mesas de mezclas citadas antes. Aunque claro, tambien podemos optar por los hermanos mayores, que en el caso de Motu serían el 896 Mk III y el HD192, pero creo que sus calidades se nos escapan.
B - ESTUDIO ANALÓGICO
Hace un montón de años, sólo había una mesa de mezclas en mi cabeza: la Mackie 32.8. ¿Por qué? Porque, según los catálogos, era la única que ofrecía una determinada calidad y prestaciones a un precio "razonable". Hace años que ya no se fabrica, pero tuvo mucho éxito en medio mundo, ya que era un poco el punto de entrada al mundo realmente profesional. De hecho, en Mackie proclaman orgullosos que muchísimos hits y números 1 de la música pop y rock fueron grabados originalmente con esa mesa, y probablemente tengan razón.
Sin embargo, no hace mucho leí un artículo de principios de los años 2000 en el que un baterista profesional que había hecho sesiones y giras con bastante gente conocida como mercenario de lujo, se había montado un estudio de nivel más o menos profesional en su casa. Este señor era un tal Gavin Harrison (firmes todos), a quien todavía le quedaba un tiempo por conocer a un tal Steven Wilson.
Así que el amigo Gavin el Detallista tenía una gran sala acondicionada y otra al lado más "seca", donde grababa sus baterías sin las prisas que marcan los precios de alquiler de los grandes estudios de grabación, ya que eso es SU casa.
Lo que más me llamó la atención fue que la mesa donde Harrison conectaba su extensa colección de micrófonos era ni más ni menos que la Mackie 32.8, y según él le bastaba y le sobraba. En el momento de esa entrevista que le hacían, la salida de la mesa iba directa a módulos Motu 2408 por línea, y de ahí al Mac via Firewire.
Lo alucinante es que el equipo no es ni mucho menos algo para millonarios, ni algo especialmente profesional. De hecho, ahora que ya es quien es, el amigo Harrison sigue grabando en su mesa Mackie, ylas baterías de "In absentia", "Deadwing" o "Fear of a blank planet" (que han sido alabadas hasta la saciedad en foros de sonido británicos y americanos) fueron grabadas íntegramente ahí, así como otros instrumentos.
En la actualidad, ha cambiado las interfaces 2408 por módulos Apogee Rosetta 800 (que son mucho mejores y mucho más caros), pero poca cosa más. De hecho, lo que más destaca él siempre es la sala, los micros y las habilidades del baterista y el ingeniero que lo graba, o sea, él mismo.
Todo esto lo escribo porque pillar una mesa "clásica" como la Mackie esta o por ejemplo una Soundcraft cuesta ahora mismo poco dinero, y se pueden pasar a digital con cualquier módulo conversor A/D como los Motu 2408 ó el I/O 24 a muy bajo precio, pudiendo obtenerse un estudio con la calidez y sabor analógicos y las ventajas del mundo digital, aparte claro está de una cierta calidad ya más que respetable.
Bueno, he escrito esto a toda mecha y no sé si hay algún error en los nombres o datos que doy, pero me parece lo suficientemente interesante para quien esté pensando en empezar grabaciones un poco serias.
P.D.: se me olvidaba, básicamente lo que necesitamos en cuanto a efectos son ecualización (sí, ya sé que no es exactamente un efecto), limitadores y compresión. Básicamente, los trastos que he comentado llevan todo eso y más...